Por Rosa Chávez Cárdenas
El sociólogo francés Alain Touraine recién fallecido en Paris a los 97 años. Alain dedicó su trabajo a los movimientos sociales, anticipó la llegada de la sociedad posindustrial y del empuje del feminismo. En los primeros siglos de la modernización, occidente pensó la realidad social en términos políticos y en opuestos: el rey y la nación, el desorden y el orden, el pueblo y la revolución. Después vino la Revolución Industrial y el capitalismo se independizó del poder político. Así nació un nuevo paradigma: económico y social, el de las clases sociales, la riqueza, las desigualdades y la redistribución. Como en todos los movimientos sociales vinieron las consecuencias. Hoy en día estamos inmersos en la globalización con el auge de la economía global, de manera que se desplegó un individualismo inhumano. La modernización ha revolucionado los antiguos modelos de la sociedad. Pero que paradoja, los individuos inmersos en la producción quisieran escaparse de tanto estrés y materialismo, se la pasan trabajando para comprar objetos de la cultura desechable el consumismo en el que estamos inmersos: un auto, una casa, para tener sentido de pertenencia, sin tomar en cuenta el poco tiempo que les queda para la recreación, seguirán trabajando para pagar el seguro del carro, el de vida, de salud, y de todas las eventualidades; contra incendio, además de los impuestos obligatorios para el gobierno, finalmente no les queda dinero y tiempo para disfrutar. En la vida moderna la delincuencia ha encontrado un modus vivendi: el robo, pobres y ricos son presas de estos parásitos, sin moral, bueno, tenemos que cuidarnos hasta de los hackers, esos delincuentes que roban en el ciber espacio. La modernidad no nos trajo tranquilidad, la incertidumbre, el miedo causan trastornos mentales, vivimos con el temor de la delincuencia, la violencia, la incertidumbre de las enfermedades contagiosas y las catástrofes que se avecinan por el calentamiento del planeta. Para sobrevivir tenemos que invertir tiempo en actividades enfocadas en la recreación y el esparcimiento. En el nuevo paradigma somos nosotros los protagonistas, en el anterior el objetivo se dirigía a la conquista del mundo. En el presente entramos a una sociedad dirigida por mujeres, en donde observamos las protestas, los conflictos, sin duda otra forma de dominación. Un paradigma es la construcción de defensas, criticas y movimientos de liberación. Una forma particular desde la demanda de un modelo que ya dominó el sujeto, en donde el mismo apela por un cambio y nace por las capacidades cambiantes de los seres humanos para crearse y transformarse. Es la ley de la conservación de la energía que establece: “la energía no se crea ni se destruye solo se transforma”. El paradigma de lo femenino se ha construido social e históricamente para dar un rol diferente, otra imagen a la mujer como ser dependiente, sometido, limitado y pasivo tanto en la religión como en las estructuras familiares, económicas, culturales, políticas y de poder. El cambio de paradigma puede verse como el ocaso de una forma sociocultural que dominó a muchas generaciones; el patriarcado. Surge el principio femenino, en la filosofía oriental el dominio del Ying, pero se necesita el equilibrio del ying y el yang, que sería el camino del Tao, la espiritualidad de la vida. Que germinen los opuestos: el pensamiento y el sentimiento, la luz y la sombra, la pasividad y la actividad, la extraversión y la introversión, lo individual y lo colectivo. Esperemos que el nuevo paradigma femenino no se convierta en el mismo modelo del patriarcado, que las mujeres pierdan su feminidad se empoderen y se vuelva una lucha contra los hombres que es lo que ya estamos presenciando. Esperamos que surja la capacidad del ser humano para transformarse en lo individual y en lo colectivo. La creación del sujeto no debe confundirse con el entorpecimiento, la idea del paradigma es la libertad con responsabilidad, estar alineados, como seres sociales con experiencias humanas, nos necesitamos unos a otros. La inteligencia artificial se robotiza y nos excluye. Son necesarios los derechos humanos, también, lo material, el poder de decidir y la identidad.
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