Narrativas/Moisés Uribe
Tres65news/1 de mayo de 2023
A partir de que el ex gobernador de Baja California Jaime Bonilla Valdez, decidió por voluntad o por estrategia, abandonar las filas de Morena y refugiarse en uno de los partidos satélite morenistas, el PT, surgió quizás la más real y mordaz oposición que como gobernadora, Marina del Pilar Ávila, no había vivido.
Dice el dicho que para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo, y en este caso ambas personas llegaron al poder conducidos por las siglas del mismo partido; los dos dicen profesarle la misma y más profunda admiración al presidente Andrés Manuel López Obrador y juran estar influenciados por los principios de la llamada Cuarta Transformación, siendo uno de estos la tan cacareada austeridad, pero que simplemente no aplican.
Hace unos días, mientras la gobernadora andaba en una reunión de turismo en Sinaloa, el senador Bonilla reanudó las llamadas “jornadas por la paz“, donde además de regalar algunos servicios a la gente, se instaló una mesa de afiliación al Partido del Trabajo, luego informaron de las largas filas que en dicha mesa se observaron, de gente interesada en inscribirse para pertenecer a ese partido del que ahora el ex gobernador es comisionado político en Baja California.
Asimismo, la estrategia opositora hacia la gobernadora por parte de Jaime Bonilla, incluye una crítica continua, no solo contra ella, sino contra todo integrante de su gabinete que realice un mal desempeño en sus funciones, que por cierto, puede haber mucha tela de donde cortar.
La estrategia bonillista incluye dirigir toda su artillería de comunicación contra el gobierno estatal, donde se incluyen diversos colaboradores que formaron parte de su mandato de dos años.
Pero sobre todo, la consigna para todos los espacios noticiosos que posee y que son muchos y con amplia influencia en la zona costa, es deslegitimar la imagen de la titular del gobierno estatal y suplantarla por consecuencia con la de él.
La presencia del ingeniero Bonilla en el escenario político de Baja California, ya ha cumplido sus primeros objetivos, pues la mandataria ya le contestó (se enganchó) pidiéndole prácticamente tregua y que la deje trabajar, para lo cual utilizó la letra de la canción “Ya supérame” de Grupo Firme, lo que tampoco abona mucho a una respuesta de alto nivel político, pues con memes lo único que va a provocar en el cuartel bonillista serán burlas.
Por su parte, por el lado del gobierno se tuvo que echar mano del dirigente estatal de Morena, Ismael Burgueño Ruiz, quien salió para prácticamente amenazar a la dirigencia nacional del PT y mencionar el riesgo que corre una alianza en la entidad, si los ataques de Bonilla continúan hacia la gobernadora, lo que sin duda tampoco amedrenta en lo más mínimo a Jaime Bonilla, sobre todo por la poca influencia del dirigente guinda.
Bonilla tiene muchos otros alfiles a su favor para llenarle de piedras el camino a Marina: los alcaldes de Tijuana, Montserrat Caballero; de Ensenada, Armando Ayala; de Tecate Darío Benítez y de Playas de Rosarito, Aracely Brown, aunque en esta última parezca otra cosa.
De igual forma dos diputados locales incondicionales y empleados: Marco Antonio Blásquez y Sergio Moctezuma, quien recién renunció a la bancada de Morena.
Por supuesto que Jaime Bonilla esconde otros ases bajo la manga, incluso para irse al PT, le pidió permiso al presidente López Obrador, quien, todo parece indicar, le dio la venia.
Son de estos y muchos otros factores de los que Bonilla se apalanca para echar toda la caballería en contra de Marina del Pilar, quien no cuenta con figuras que le puedan hacer frente al ex gobernador y a toda la estrategia que ya surte los efectos planeados y no es difícil imaginar a qué puerto se dirige todo el entramado.
Algo debe hacer Marina para contrarrestar el tamaño del enemigo que trae en contra, porque definitivamente Bonilla es el verdadero opositor y desde ya, la piedra en el zapato que ningún político desea.
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