Vivimos confundidos

Por Rosa Chávez Cárdenas

En los tiempos modernos con tanta información que circula estamos más confundidos. La confusión es una mezcla desordenada de sentimientos y emociones que no comprendemos del todo. La confusión mental, se puede convertir en delirio, como el de persecución y los celos, un cambio en la conciencia en las personas. 

La confusión afecta la manera en que una persona se deja llevar por lo que todos hacen; es una emoción, una mezcla desordenada de sentimientos y emociones, de situaciones que no comprendemos del todo y se atrapa en la red de la psicosis social como sucedió en la pandemia. Vamos revisando la diferencia entre emoción y sentimiento. Las emociones se producen de manera inconsciente, las emociones básicas son: la alegría, ira, miedo, tristeza y asco, estas se producen de manera inconsciente. 

Los sentimientos son la forma consciente de las emociones; el sentimiento es un estado de ánimo que se produce por causas que nos impresionan pueden ser: alegres, felices, dolorosas y tristes. El sentimiento surge como resultado de una emoción, permite que el sujeto sea consciente de su estado de ánimo. Por poner un ejemplo, como terapeuta familiar sistémica, es recomendable que cuando un niño presenta un problema asistan los papás, incluso la abuela si es que vive con ellos, de esa manera es más fácil identificar la interacción familiar. Mientras el niño jugaba la mamá me comentaba de unos conflictos dolorosos de su infancia, cuando el niño escuchó que lloraba se acercó, muy preocupado le preguntó que le pasaba. La mamá se limpió las lágrimas y con una sonrisa le dijo que no le pasaba nada. El niño se retiró a seguir jugando. Le expliqué a la mamá la confusión que le estaba creando a su hijo, le pedí que le dijera: “estoy triste, estaba recordando cuando estaba chiquita y tuve unos problemas” cuando el niño se acercó de nuevo, entendió, le limpió las lágrimas, le dio un beso y se retiró a jugar. También sucede y es muy común en las parejas. La señora tiene cara de enojada, el esposo le pregunta que le pasa. Ella responde “nada, no serás tu el que estás enojado” 

La confusión se convirtió en proyección y terminó en discusión. Nos falta conocimiento personal, en esa carencia de identificar como nos sentimos proyectamos en los cercanos la emoción, es decir el otro sirve de espejo. Lo que nos choca nos checa. Las mujeres no somos bipolares somos hormonales, lo que quiere decir que tenemos cambios en el estado de ánimo de acuerdo con el ciclo hormonal y a la sensibilidad personal. 

Los niños van aprendiendo las reglas del entorno social que les rodea: mentir y ocultar sus sentimientos; ¡Los hombres no lloran! ¡calladita te ves más bonita! lo que significa, tienes que ser obediente y esconder, la tristeza y el coraje. Estamos en tiempos de disrupción de los valores, las costumbres y las reglas. Con la globalización y las redes sociales se adquieren otras costumbres lo que nos deja pérdida de identidad y confusión sobre todo en los niños y jóvenes. Hoy en día hay más empatía por las mascotas que por los niños, utilizar palabras en inglés, es más: “cool” El tema que nos tiene confundidos es el del género, por respeto a los derechos humanos ya no solo es masculino y femenino, los que no tienen sentido de pertinencia se incluyen en el rol no binario y en las letras de la comunidad en LGBT. 

Una sociedad confundida, sin estar informada es presa fácil de ideologías de todo tipo, en la búsqueda de pertenecer se atrapan en sectas, pandillas, adicciones, en la permisividad y las compras compulsivas. Las películas para los niños tienen varios años en las qué los personajes están hechos para confundir los roles de género, niñas con bigotes muy robustas y los hombres muy femeninos. 

Un ejemplo son los Caballeros del Zodiaco, personajes robustos y afeminados. Llama la atención las caricaturas coreanas, una sociedad tan conservadora de sus valores y costumbres, los personajes de las caricaturas crean confusión de los roles de género. 

También las artistas de Hollywood son un referente, publican que su hijo varón quiere ser niña, quiere cambiar de nombre y los papás ganan millones por la publicidad, en la adolescencia resulta que son bisexuales y vemos que atrapados en las drogas fallecen o se suicidan. Lo que no comentan son los daños que ocasionan a su salud al ingerir hormonas.

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