Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

El albur, el lenguaje del barrio

Por Rosa Chávez Cárdenas 

El albur y el sarcasmo forman parte del lenguaje popular mexicano, son juegos de palabras, códigos del lenguaje propio del pueblo de México, difícil de entender para los que hablan otro idioma. Este tipo de comunicación verbal se vuelve un sentido de pertenecía, una forma de identificarse con su grupo. Los más expertos en el albur utilizan el “calambur” deriva del término, caló: albur y calambre, lo que quiere decir que en este tipo de lenguaje con más términos sexuales se quedan acalambrados. El albur ha formado parte del lenguaje popular mexicano, se vuelve una manera de hablar en doble sentido. México es reconocido por ser el único país que tiene una construcción lingüística de este tipo. El origen es prehispánico, nace entre los grupos, las palabras distorsionadas se vuelven códigos de identificación. En los años recientes se le ha dado importancia a su valor cultural y se considera parte de los valores de los mexicanos, incluso se llevan a cabo concursos de albures. Estos códigos de identificación son como apropiarse de un lenguaje que nació en nuestro país después de la llegada de los españoles, que a base de dominio apagaron las lenguas indígenas y se empeñaron en oficializar el idioma español. La mayoría de las veces el albur sirve para insultar de forma ingeniosa entre las personas que lo usan. Es criticado entre los puristas del lenguaje por considerarlo machista, sexista, homofóbico y humillante. Este juego de palabras es común entre los grupos de hombres en donde imperan los albures machistas, una catarsis verbal para los reprimidos sexuales. Si observamos a los cómicos que se dedican a utilizar el albur la mayoría de sus chistes son homofóbicos, una forma de curarse en salud. Se conoce como alburero a la persona que frecuenta este tipo de lenguaje y como albureado a la víctima, este tipo de juegos verbales se da mucho entre los cómicos, el protagonista y el Patiño que aguanta los insultos. El albur tiene sus reglas, se utiliza la rima en lugar de la prosa y se usa la acentuación para formar con dos o más palabras, otra que parece que no tiene sentido, pero que, a manera de repetirse se convierte en parte del lenguaje común entre los grupos. La manera de comunicarse de los jóvenes en el idioma oficial, las palabras se han ido reduciendo, las redes sociales son responsables de esto. Los jóvenes hablan tres, cinco palabras y repiten el guey, código que utilizan para lo bueno y para insultar. Hasta las jóvenes, “se han vuelto corrientes” dicen los puristas del lenguaje, repiten los modismos, lo que antes se consideraba lenguaje barrial de los hombres. El estilo presidencial está al nivel del albur, las leperadas, las mentiras, el insulto y las expresiones del discurso de las mañaneras han denigrado el modelo de lo que debe ser la investidura presidencial. El presidente. López Obrador a desacreditado el estilo de lo que debería ser un presidente, un modelo de comportamiento. Un gran insulto para los ciudadanos en plena crisis del Covid decir en tono sarcástico que la pandemia “le cayó como anillo al dedo a su gobierno para afianzar el propósito de la transformación” Temerosos, encerrados y sumisos sería más fácil incorporar sus ideas de incrementar el número de pobres. Su estilo de comunicar lo justifica al decir que le habla al pueblo. Todos los días alburea, hace unos días dijo que invierte en los pobres como estrategia política para mantener su gobierno, ellos están ahí cuando él los necesita. Los empresarios, periodistas, la clase media, los que trabajan sin pensar que pagan impuestos son sus enemigos, está seguro de que su partido, con su corcholata preferida, Claudia ganará las elecciones. En otra ocasión comentó. “Vete al carajo” luego se justificó, al decir que no es grosería. Pero si lo interpretamos en el sentido que lo dijo quiere decir que no vale y que la persona no importa. El albur más reciente “¡Van a chupar faros!” no disimuló su molestia por la alianza de Va por México. El PRI y el PAN se aliaron para repartirse la elección de las candidaturas presidenciales, la más reciente la de Coahuila y el Estado de México en la que apuesta por su candidata Delfina en donde ya corre el albur “con Delfina, ni a la esquina”  

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del Dolor y Dra. Rosa Chávez

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