Una mujer llega a la presidencia de la Corte cuando el Poder Ejecutivo está encabezado por un varón enemigo de la Constitución, la democracia y la división de poderes
Por Beatriz Pagés
Cuando reina un populismo despótico que lleva cuatro años destruyendo todo a su paso y busca recurrir a lo que sea para preservarse en el poder.
La pregunta que hoy todo México se hace es: si esa mujer -Norma Piña- va a ser capaz de decirle NO al presidente, si está dispuesta a contener la demolición imparable de la democracia o si va a terminar doblegándose ante las presiones y los caprichos de López Obrador.
Su trayectoria y principios, sumada a la transparencia de su elección, hacen ver en Norma Piña una promesa para iniciar la reconstrucción del Estado de Derecho. Para, cuando menos, echar para abajo iniciativas inconstitucionales que- como el Plan B de la reforma electoral- buscan instaurar una tiranía.
Tener por primera vez a una mujer encabezando el Poder Judicial, en medio de una autocracia, abre enormes expectativas. Hay esperanza en ella no solo por ser la ministra que más veces votó en contra de la 4T sino por lo que eso significa.
Y lo que significa es que tiene plena conciencia del compromiso que debe tener un juez (a) con la defensa de los principios democráticos y la independencia del Poder Judicial.
Si Norma Piña se convierte en defensora a ultranza de la libertad judicial, si decide poner su mazo sobre los dedos entrometidos de López Obrador, pondrá a salvo a la república de un gobierno depredador. De ese tamaño es la misión de una abogada que se inició como maestra de primaria.
Piña está obligada a recuperar la dignidad y honorabilidad de la institución. Arturo Zaldívar decidió como presidente de la Corte “colgar” su toga y birrete de un perchero de Palacio Nacional. Renunció a la neutralidad. No se comportó como un juez, sino como un político. Es más, como militante del partido en el poder y un propagandista de la 4T.
¿Qué van a hacer los ministros si la UNAM confirma que Yasmín Esquivel plagió su tesis de abogada? ¿La pregunta es si van a defender el interés y la autoridad ética de la Corte o si van a claudicar ante una ministra producto de la estafa?
Con el caso Yasmín Esquivel llega a su clímax la degradación de la ética jurídica propiciada por la 4T. El ninguneo a la Constitución por parte del mismo Presidente de la República bajo el lema “No me vengan con que la ley es la ley” ha provocado que en México solo 2 de cada 10 personas tengan confianza y respeto a la justicia.
Se dice que las armas de un juez no son la espada, ni la cartera, sino la confianza pública. Norma Piña representa una promesa, una esperanza para recuperar el orden constitucional y poner a salvo la democracia.
Es la imagen de una juez independiente sólo comprometida con el imperio de la ley. Ni conservadora, ni liberal. Sólo una luz que se enciende en medio de la arbitrariedad y el populismo despótico.
No le falle a México ministra presidenta. El país, la necesita.
@PagesBeatriz
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