Por Norma Lucía Piña Hernández *
Escribo estas líneas como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal. Sentada en otro escritorio. Rodeada de esculturas y cuadros de los héroes que nos dieron patria. Juárez me mira de frente. En la galería no hay retratos femeninos. Responsabilidad. Doble responsabilidad. Represento a ministras y ministros, consejeras y consejeros, a nuestro Poder Judicial Federal. Al mismo tiempo, al ser la primera mujer que ocupa este cargo, las represento a ellas.
He recibido muchas felicitaciones —que sinceramente agradezco— sin embargo, me parece importante aclarar que estoy aquí porque la mayoría del Tribunal Pleno así lo determinó. ¡Felicidades al Tribunal Pleno! Yo decidí contender por esta presidencia, voté por su consolidación. Pero el techo de cristal lo rompió la mayoría del cuerpo colegiado. Y repito las palabras que pronuncié en mi toma de protesta: “Esta presidencia es de la mayoría, a ella se debe y de ella depende”. Reconozcamos y admiremos una decisión que no es personal. Ahí su fuerza e importancia.
¡Qué responsabilidad! La acepto y me hago cargo. Reaccionamos con alegría y júbilo. Llega el tiempo de accionar. Atempero la emoción. Acciono con templanza. Requiero equilibrio, organización, concentración y trabajo. Escuchar, reflexionar y decidir.
El Poder Judicial Federal es pilar de nuestra democracia constitucional. Se nos encomienda la administración e impartición de justicia. Los derechos humanos de fuente nacional e internacional nos imponen la pauta. Diversos factores continúan obstaculizando el acceso a la justicia en México. El Poder Judicial Federal enfrenta grandes retos. La violencia y la inseguridad son una constante. Como lo reflejan mis Líneas Generales de Trabajo, la seguridad de los juzgadores será prioridad. A través de la consolidación de mayorías en los colegiados que ahora presido, me concentraré en fortalecer la función jurisdiccional, combatir la corrupción, optimizar la actividad administrativa, tanto del Consejo de la Judicatura, como de la Suprema Corte. Propondré enfocarnos en el fortalecimiento de la cultura del respeto a los derechos humanos.
Y repito, si bien ante este complejo panorama se antoja la magia y el ilusionismo, serán las herramientas que siempre nos han acompañado como juzgadoras y juzgadores, las que servirán para arribar a buen puerto. Estudio, reflexión y acción. Autocrítica, honradez y empatía. Estoy segura de que, a través de una labor conjunta, sacaremos provecho de nuestra diversidad, fortaleciendo al Poder Judicial de la Federación de manera que cumpla su función principal de protección de derechos de las y los mexicanos. Traigo a mis líneas la frase de la activista feminista, antropóloga y escritora Rita Segato, que refleja el escenario que me guía: “Ser pluralista antes de ser feminista; tener un mundo radicalmente plural como meta histórica”. Un México con más justicia es nuestro objetivo. ????
*Publicado (2023-01-08), Excélsior, pág. 7, (Columna),
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