Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Los acueductos no producen agua, solo la transportan: Movimiento Ciudadano por el Agua

 Voces del Campo

CIUDAD OBREGÓN, SONORA.- Los adelantos sobre el Plan Hídrico para Sonora, del gobernador Alfonso Durazo, no advierten que se proponga gestionar mayores volúmenes de agua para un estado que se encuentra en una franca condición deficitaria, agravada con los recurrentes episodios de sequía que padece la entidad.

El plan se limita a la promesa de obras relacionadas con la administración de lo disponible, sin reconocer la evidencia técnica de que se requiere incrementar la disponibilidad del recurso para darle sustentabilidad al desarrollo presente y futuro de Sonora.

Se incurre en el mismo error de principio conceptual cometido en el gobierno de Guillermo Padrés, con el llamado Sonora Si, cuando se trató de justificar la construcción del Acueducto Independencia, bajo la premisa equívoca «de que Sonora sí tiene agua pero está mal distribuida».

Encubierto en esa falacia, el entonces gobernador violó amparos y disposiciones legales; alentando un discurso de desprecio contra la producción de granos básicos del sur de Sonora, construyó la obra sin importarle las afectaciones irreparables sobre la parte baja de la Cuenca del Río Yaqui, donde se asienta el pueblo yoreme y las actividades productivas que giran en torno al Valle del Yaqui.

La inviabilidad técnica del Acueducto Independencia, además de su operación ilegal, se ha hecho más evidentes en los recientes episodios de sequía que han llevado a las autoridades estatales y federales responsables, a cometer la arbitrariedad de manejar los escurrimientos de la Cuenca del Río Yaqui en función de darle viabilidad al acueducto, incrementando los almacenamientos en la presa Plutarco Elías Calles (El Novillo, parte media de la cuenca), desdeñando que esta retención de agua pudiera afectar la demanda y la necesidades presentes y futuras de los usuarios de la parte baja.

Como el Sonora Sí, los adelantos del plan hídrico actual, prometen obras con las que presumen ahorros que pudieran presentarse como compensatorios del despojo del agua que se le está haciendo a la tribu Yaqui y al sur de Sonora.

Así se puede entender la reciente propuesta del gobernador Alfonso Durazo, de construir un acueducto desde el embalse de la Presa Álvaro Obregón (Oviachic) a Ciudad Obregón y el municio de Cajeme, en lugar de seguir tomando el recurso (como actualmente lo hace) en forma directa de uno de los canales de riego que pasa por las colindancias de la ciudad.

Con este acueducto se proyectan supuestos ahorros por evaporación y filtración, que presumiblemente compensarían parte de los 50 millones de metros cúbicos anuales de los que nominalmente el municipio de Cajeme disponía y que le fueron quitados para darle un balance hídrico favorable a la Cuenca del Río Yaqui que justificara el desvío del recurso a la ciudad de Hermosillo con el Acueducto Independencia. Queda claro que los acueductos transportan agua, pero no generan más agua.

Esta propuesta para Cd Obregón, ya se había hecho durante el gobierno de Guillermo Padrés. Era parte de los malabarismos y juegos de números de aquel gobierno para presentar el desvío de las aguas del Río Yaqui como viable e inofensivo.

Las evidencias técnicas son abrumadoras. Sonora necesita más agua y no mantener la división absurda con una política hídrica que se limita a la administración de lo disponible y con ello al reparto de lo que no alcanza, bajo el criterio neoliberal de que el recurso debe de estar donde genera más ganancia monetaria (especulación inmobiliaria) sin considerar las afectaciones sociales y económicas que esto ocasiona.

Si el gobernador quiere romper con el dominio que tales políticas han tenido sobre Sonora y el país durante los últimos treinta años, debe hacer suya la demanda que los productores rurales, (ejidatarios, colonos y pequeños propietarios), la tribu yaqui y la mayoría de los habitantes del sur de Sonora han sostenido durante la última década: cancelar la operación ilegal del Acueducto Independencia e impulsar la desalación de agua de mar con la continuación del proyecto de la desaladora Guaymas-Empalme-Hermosillo, solicitando al gobierno federal los recursos presupuestales de cinco mil millones de pesos para construir el segundo módulo y el acueducto que aportaría un volumen de más de 75 millones de metros cúbicos anuales a la ciudad capital y fortalecería las potencialidades económicas proyectadas para el puerto de Guaymas y la zona turística de San Carlos.

Con acciones de este tipo y aprovechando el liderazgo que el gobernador podría ejercer en el noroeste del país para impulsar el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO), estaríamos en condiciones de poder hablar en serio de un programa para resolverle a la entidad los requerimientos de agua para los próximos treinta años.