Conocer el camino
Por Gladys Villalobos*
“Una vez al año ve a un lugar en el que nunca hayas estado antes” Dalai Lama. Sumaría, come o toma algo que nunca hayas probado antes.
Semanas atrás compartía el recuerdo de mis vivencias como hija de unos padres gustosos por viajar. Entusiastas viajeros, curiosos, abiertos a nuevos escenarios, otras costumbres, otros sabores, otras historias. Aprender a empacar ligero y poder cargar con nuestro propio equipaje, en el viaje y en la vida.
Mucho se ha escrito ya sobre los beneficios de viajar ¿Se aprende a viajar o no se requieren conocimientos para ello? Eso dependerá de nuestro concepto de viajar, de ser turista o habitante temporal de un lugar. Algo que reconozco como vital, al menos en mí experiencia, como indispensable para disfrutar un viaje es nuestra capacidad de adaptación al entorno. Dejar nuestras costumbres o conceptos de lo correcto o cotidiano en casa para estar receptivos a lo nuevo o distinto. Lo que emana de otra cultura, usos y costumbres.
En la Ciudad de México, donde radico, las nieves son de agua y los helados son de leche. Donde yo nací y crecí, en Mexicali, hay nieves de agua y nieves de leche. Hace un par de años fui testigo de una discusión “sin final” entre un amigo de Mexicali y un joven heladero local quien afirmaba que no tenía “nieve de chocolate, solo helado”. Explique a mi amigo la diferencia en los términos y solo resto por demeritar la cultura local.
Todos los viajes suman. Los viajes abren tu mente, amplían tus horizontes y te llevan, como lo manifiesto “a conocer el camino”. Ya que transite una vez ese camino, me resulta familiar volver a el ¿Te ha sucedido?
Los pasados 10 días tuve la fortuna de viajar por dos estados de gran significado en mi vida: Jalisco, donde nació mi madre y conocer Nayarit, donde nació mi padre.
En el primero, estuve en Guadalajara, reconociendo una ciudad que tenía años sin visitar y un cálido reencuentro con mis primos maternos. En Nayarit, todo fue nuevo, mi primera vez físicamente en ese estado porque en mi mente ya había recorrido algunos de los lugares que conocí a través de los relatos de mi padre. Reencontrarme y conectar en la emoción con mi familia local, con mis primas que no son mis primas, fue grato y nos vemos ya en planes futuros.
Me se afortunada. Hacer este viaje por tierra con Luis y mi padre, con sus relatos precisos, indicándonos a viva voz la ubicación de esos lugares que habitan sus recuerdos, es un regalo para mi vida. De este viaje tengo mucho que compartir. Lo haré poco a poco. Y si, ya conozco el camino hacia Nayarit, quiero volver. Volveré.
“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo.
*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/
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