Publicado por Sin Embargo
Por Suman Naishadham y Gregory Bull
Cuando el agricultor Gilbert Quintana se enteró de que perdería el 15 por ciento del agua que recibía, hizo lo que siempre ha hecho: Le compró agua a otros agricultores del Valle de Mexicali, en el norte de México.
Pero Quintana teme que ese recurso podría no estar disponible en el futuro. El agua con que riega sus cosechas de col de Bruselas, cebollín y lechuga viene del río Colorado, que se está secando en Estados Unidos como consecuencia en parte del cambio climático.
Comprar agua a otros granjeros es a menudo la única forma de seguir cultivando todas las tierras que tiene, dijo Quintana. “Pero eso es algo que funciona a corto plazo”, agregó.
Cuando el río llega a México, le queda poca agua para regar los sembrados del valle de Mexicali y abastecer a millones de persones en ciudades desérticas del noroeste mexicano. Ahora ese suministro corre más peligro que nunca.
Expertos y científicos dicen que México, donde termina el río, tendrá que encontrar otra fuente de agua para los dos estados que dependen del Colorado. Y que debería usar más eficientemente el agua que recibe. México, sin embargo, está tardando en actuar.
“Esto es algo que surgió muy de repente y nos tomó un tiempo comprender que no se trata de una simple sequía. Se abre una nueva era”, declaró Carlos de la Parra, profesor de estudios urbanos y del medio ambiente de El Colegio de la Frontera Norte de Tijuana.
La Comisión Nacional del Agua declaró una emergencia en cuatro estados del norte de México en julio. Aproximadamente el 65 por ciento del país padece una sequía. Una franja de más de 2 mil 400 kilómetros (1.500 millas) que va desde Tijuana a Matamoros está totalmente seca. El nivel de agua de los embalses se encuentra en niveles pocas veces vistos y es común el corte de agua en ciudades y pueblos de la región.
Tijuana, pujante ciudad fronteriza con Estados Unidos de 2 millones de habitantes, depende en gran medida del Colorado, que suministra aproximadamente el 90 por ciento del agua que usa. Partes de la ciudad se quedaron sin agua este verano, a veces por un mal manejo de las autoridades, que atribuyen la escasez de agua a la sequía.
“Hay un mal manejo vinculado con la sequía”, expresó Mario López Pérez, consultor del Banco Mundial que en el pasado trabajó con la comisión nacional del agua de México.
El gobierno está enviando camiones cisterna con agua, algo frecuente en las ciudades mexicanas, a los barrios donde no hay agua. La gente también compra agua a vendedores privados.
PLANES DE DESALINIZACIÓN Y RECICLADO DE AGUA
Durante más de una década, las autoridades de Baja California han estado hablando de construir una gran planta de desalinización en un balneario cerca de Tijuana. En el 2016, se completó un proyecto, que fue descartado cuatro años después por su alto costo, según se dijo. El objetivo es limpiar las impurezas del agua del mar. México cuenta con pequeñas plantas de desalinización en otras partes del país.
Roberto Salmón ayudó a supervisar los tratados entre México y Estados Unidos relacionados con la frontera y el uso del agua como representante de México ante la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre el 2009 y el 2020. Dijo que la planta de desalinización sería de gran ayuda para Tijuana.
“Se viene hablando de esto desde que llegué a la comisión, pero todavía no hay planta”, dijo Salomón.
El estado cuenta con un solo acueducto que lleva agua del Colorado a Tijuana, cruzando un paso de montaña de 1.219 metros (4 mil pies). “Es una ciudad con una sola fuente” de agua”, dijo Salomón.
Las autoridades y las empresas han estado hablando de reciclar aguas residuales, pero por ahora no se ha hecho mucho en ese frente.
LA INCERTIDUMBRE DE LOS AGRICULTORES
María Elena Giner, representante de Estados Unidos ante la Comisión Internacional de Límites y Aguas, dijo que Estados Unidos estudia proyectos que podrían ayudar a México a conservar más agua del Colorado con una partida de 32 millones de dólares disponible desde el 2017. El dinero, indicó, puede ser usado para tapar fisuras en los canales, ayudar a los granjeros a instalar sistemas de riego por goteo más eficientes y pagar a otros para que no siembren sus campos.
Pero conseguir que México no use tanta agua no será fácil.
“Ya hicimos algunas de las cosas más sencillas”, señaló Giner. “El problema ahora es avanzar con los proyectos más complicados en México”.
Las autoridades mexicanas sostienen que la conservación del agua tiene que tomar en cuenta las necesidades de la región.
“Hay que evaluar cómo podemos contribuir”, declaró Francisco Bernal, director de la Comisión Nacional de Agua en Baja California. “Al mismo tiempo, debemos asegurarnos de que nuestra asignación (de agua) no se ve muy afectada”.
Desde 1944, México ha recibido un poco menos que un tercio del agua del Colorado que va para California. El año que viene, perderá otro 7 por ciento, que es más de lo que usa la ciudad industrial fronteriza de Mexicali, de 1 millón de habitantes, en un año, de acuerdo con Alfonso Cortez Lara, profesor del medio ambiente de El Colegio de la Frontera Norte de Mexicali, que estudia el tema.
Nicolás Rodríguez, director de un distrito de irrigación del valle de Mexicali, dijo que la escasez de agua (este año México perdió un 5% de sus suministros provenientes del río) está empezando a causar roces entre los administradores de la irrigación y los agricultores.
El valle de Mexicali produce casi las mismas cosechas (la mayor parte a ser exportadas) que el valle Imperial de California, del otro lado de la frontera. Abundan las plantaciones de lechuga, brócoli, alfalfa y maíz. Las granjas tienden a ser mucho más pequeñas que las de California.
Rodríguez dice que lleva años alentando a los agricultores a que cultiven productos más resistentes a las sequías y a plantar hileras más pegadas, que usan menos agua. Algunos agricultores lo han hecho. Rodríguez cree también que el gobierno podría restringir la cantidad de alfalfa y algodón que se cultiva en el valle de Mexicali.
Un estudio reciente indicó que el estado de Baja California podría necesitar casi un 30 por ciento más de agua que la que recibe del Colorado para el 2030.
Cortez Lara, el autor del estudio, dijo que, al margen de las reducciones en el consumo de agua que se puedan disponer, será vital reducir significativamente la cantidad de alfalfa y de algodón que se cultiva en el valle de Mexicali.
Esto conllevaría un alto costo, según dijo. Agregó que el gobierno nacional debería ayudar a financiar el uso más eficiente del agua y asegurarse de que se cumplen las reglas de uso eficiente del agua.
Si esto no sucede, administradores del agua, expertos y agricultores como Quintana coinciden en que la escasez aumentará.
“Cuanta menos agua haya”, dijo Quintana, “más tendrán que luchar los agricultores del valle de Mexicali”.
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