Por Eliott Valdez Montaño
En la política, como en los circos, hay muchos espectáculos, algunos divertidos, otros sin gracia, y algunos decepcionantes.
A mí, desde hace mucho me dejaron de gustar los circos, me aburrían porque eran los mismos trucos, los mismos chistes, en fin; me interesé por conocer más sobre el espectáculo de la política, si la que vemos todos los días en diversas pistas.
Y ahora me concentro en el circo de 128 pistas llamado Senado de la República (y digo de 128 porque ¡Ah cada uno trae su propio show!) y es que me sorprendieron dos actos de esos que protagonizan los saltimbanquis. Uno, consumado; y el otro apenas en ensayos.
El consumado fue en el que participó la senadora Alejandra León, quien este lunes confirmó que se sumará a la bancada de Movimiento Ciudadano, esto después de haberse reunido con el dueño, perdón, el líder del partido a nivel nacional, Dante Delgado, y con el dueño, perdón otra vez, dirigente del Consejo Estatal, Alcibíades García Lizardi.
León Gastélum, quien ganó (y por mucho) el escaño por Morena, partido por el cual quiso ser candidata a la gubernatura, y posteriormente le suspendió sus derechos políticos, se fue después a ser integrante de la bancada del PT, para de ahí formar parte del grupo Plural, junto con algunos senadores “rebeldes” a sus partidos como Gustavo Madero, Germán Martínez, el independiente Emilio Álvarez Icaza, entre otros.
Pero que no se nos olvide que el año pasado apoyó a Jorge Hank Rhon como candidato a la gubernatura por el PES, y bueno, ahora, se integrará al movimiento naranja.
El otro acto, que se está ensayando, es la posible incorporación del senador Jaime Bonilla al PT. Y más ahora que uno de sus alfiles, el diputado Marco Antonio Blásquez se la está jugando a morir con Gerardo Fernández Noroña.
¿Se acuerdan que en una columna les dije que está muy cerca el 2024 y que sería muy difícil que Bonilla pudiera buscar la reelección en Morena (más ahora con el marinismo dentro) y por lo tanto podría recurrir a un partido satélite para mantenerse en el poder y así evitar ser denunciado cuando termine su período en la Cámara Alta? Pues quién más que el Partido del Trabajo que pudiera darle cobijo y por consecuencia, fuero.
Miren, estimados lectores, nunca estaré en contra de que cualquier ciudadano pueda hacer valer sus derechos políticos, entre ellos, formar parte de un partido; pero caray, ¿dónde están las ideas, las convicciones, la dignidad?
Los priístas fueron el mejor ejemplo de que se pueden perder los ideales y la dignidad pero no el poder cuando dejaron hundir el barco y se fueron a Morena; no me digan de los panistas que hicieron lo mismo.
¿Y qué va a pasar en 2024?, ¿no hubo candidaturas o perdí las elecciones, y entonces me voy porque ya usé el partido para lo que quería y no me funcionó?
El show apenas comienza, pero ya están ensayando los saltimbanquis. Que divertido, y a la vez que decepcionante (como ciudadano).
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