En parte tiene razón
Por César Villalobos López
No cabe ninguna duda de que, en parte, el diputado Manuel Guerrero Luna, tiene razón cuando se refiere a la inquietud y malestar de los productores agrícolas, a quienes, desde hace tiempo, los traen de la Ceca a la Meca.
Tocan puertas y no les abren, si les abren, les atienden, pero no les resuelven nada, convirtiéndose esto en un círculo vicioso.
Al poco tiempo surge una nueva esperanza, cuando alguien se les acerca y les abre la posibilidad de que puedan tener acceso a alguna opción que les permita resolver sus angustias.
El problema no es nuevo y ha sido manoseado en múltiples ocasiones por personas con representación o interés político, siendo buen tema en campañas políticas y en víspera de ellas.
A lo largo del tiempo hemos visto actores recurrentes que se acercan a los deudores por distintos lados o grupos y nuevamente revive la esperanza de una solución que les saque que del pantano financiero en que se encuentra.
Todo bien, pero luego, algo surge porque son muchos los planteamientos o divergentes los criterios de funcionarios que, en conjunto, podrían delinear condiciones específicas.
Es cierto que entre los deudores hay pillos con largo historial de incumplimiento, otros justifican la desviación o robo de cosecha, que, era garantía del pago al crédito, como revancha en contra del habilitador.
Las famosas mesas de trabajo, análisis o de consulta, son como la carabina de Ambrosio y solo sirven de distractor al paso del tiempo, pero sin ninguna solución.
Es cierto que una buena parte de los deudores enfrentan acciones legales, no de ahora, desde hace tiempo y ello incrementa el monto con el interés devengado, de acuerdo a los contratos originales.
Los altos costos, bajas producciones por diversos efectos, algunos naturales, pero sin una justificación técnica del suceso, son factores que aumentaron el quebranto que ahora arrastran.
Las empresas dejaron de proporcionar asistencia técnica y son pocos los productores acostumbrados a pagar el acompañamiento técnico, prefiriendo hacer las cosas como le salieron mejor al compadre o al vecino, aun sin tener las mismas condiciones de suelo y planta.
Regresando al tocado de puertas de los productores, el diputado Guerrero Luna ha estado en una de ellas y dentro de sus posibilidades, que son muy pocas, porque requiere del voto de la mayoría de los diputados, hace lo que puede.
Eso lo hemos visto desde la campaña y por ello habla del “enfado justificado” de los productores, situación que fue palpable, pero soslayada por funcionarios, con las expresiones de inconformidad en la reunión con altos funcionarios de la Secretaría de Agricultura y de la Financiera Nacional de Desarrollo Rural.
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