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La ignorancia de los rectores

Uno de los graves problemas de los gobiernos de la 4T es la improvisación de funcionarios, tras considerar que los simpatizantes de Morena son como el mentolato o el Vick Vaporub, buenos para todo.

Por esta razón les confían responsabilidades que, si bien cubren el expediente al actuar con cierta lealtad para conservarse en la nómina, en nada contribuyen a impulsar el desarrollo de las actividades que supuestamente les confiaron.

Este problema lo vemos a nivel nacional con los hombres y mujeres que forman parte de la estructura de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien premia a aquellos individuos con obediencia ciega a los deseos del jefe de la nación.

Baja California no es la excepción de la regla y para no meternos en muchos vericuetos solo pondremos dos ejemplos, el relacionado con la seguridad y con las actividades agrícolas y ganaderas del campo.

Con el ungimiento de Jaime Bonilla Valdez, como el primer gobernador de la 4T, hambre que se considera experto en agua, creyó que cambiando de nominación algunas dependencias, como la Procuraduría convertida en Fiscalía y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario en Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria, saldría adelante.

 El titular de la Fiscalía dedico más tiempo a la magnificación de su imagen que a combatir las acciones delictivas para dar seguridad a los bajacalifornianos y lo mismo ha sucedido con la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda, con la aceptación de una imposición o recomendación del presidente Andrés Manuel López Obrador para nominar al fiscal. 

En la aun todavía Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria, su padrino, el mitólogo economista que presumió de agricultor y ganadero, Héctor Haros Encinas, se la pasó soñando con proyectos maravillosos, se unió con empresarios del ajonjolí que hoy tienen indiciados a quienes participaron en un programa para impulsar esa oleaginosa.

Haros Encinas protegió, como lo sigue haciendo el actual titular, el arquitecto Juan Meléndrez Espinoza, a Gustavo Rodríguez Cabrales, en la presidencia de la Unión Ganadera Regional y del Comité de Protección Pecuaria, apoyándole con recursos del erario desde que era presidente de la Comisión de Agricultura del Congreso.

No es entendible, el por qué Melendrez Espinoza protege a Rodríguez Cabrales, cuando es el responsable de la pérdida del reconocimiento del USDA, como zona limpia, con la cancelación de la exportación de ganado a Estados Unidos.   

Por otro lado, la delegada de la SCSA, Abril Sarabia Huerta, desconocemos su profesión, se avienta la puntada de mencionar que se apoya y orienta “a productores a posicionar al fruto como el cultivo número uno del Estado”.

Ese es un indicativo que la dama no tiene ni idea de lo habla, en cuanto a importancia y valor de  los cultivos, pero igual están muchos de sus compañeros de la Secretaria Meléndrez Espinoza.