- “Los delincuentes también son humanos”
- “Invitan a todos o no asisto personalmente”
- “Médicos cubanos reforzarán la salud en México”
De nueva cuenta, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha polarizado la opinión pública con tres temas que han cobrado especial relevancia en los últimos días: el humanismo para los delincuentes, la Cumbre Latinoamericana y los médicos cubanos.
Pero, vayamos por partes.
A raíz de la persecución de una partida militar por parte de individuos pertenecientes a un grupo delictivo, el jefe de la nación elogió la decisión de los elementos del ejército mexicano que huyeron a toda velocidad para evadir un enfrentamiento a balazos.
López Obrador provocó polémica al referir que, así como se debe proteger la integridad física de las fuerzas castrenses, también es justo preocuparse por los delincuentes, “quienes también son humanos”.
Como era de esperarse, las opiniones encontradas no se hicieron esperar: por un lado, los lopezobradoristas que justifican la postura presidencial por su alto espíritu humanista y, por el otro, quienes critican acremente a quien encabeza el gobierno de la Cuarta Transformación, exigiéndole que haga valer la Constitución y su deber de proteger la vida de los ciudadanos de buen vivir, sometiendo a quienes se dedican a actividades fuera de la ley.
No obstante, opiniones que pretenden ser objetivas sugieren que, en todo caso, el presidente de México debiera regresar a soldados, marinos y guardia nacional a sus respectivos cuarteles, para hacer realmente efectiva su política de “abrazos, no balazos” en materia de seguridad pública que, dicho sea de paso, sin ánimo pesimista o crítica destructiva, de poco o nada ha servido para regresar la tranquilidad a los hogares mexicanos en gran parte de la república mexicana.
Respecto a la Cumbre de Las Américas que se llevará a cabo entre los días 6 y 10 de junio en Los Ángeles, California, promovida por el gobierno de los Estados Unidos y orientada a los países del continente en donde se practique la democracia y se respeten los derechos humanos, López Obrador le “metió ruido” al asunto al anunciar que no asistiría si la invitación no incluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Los presidentes de Bolivia, Guatemala y Nicaragua han confirmado su inasistencia a la Cumbre, mientras que Argentina, Honduras y Chile comulgan con la postura del estadista mexicano, pero no se han pronunciado en contra de la convocatoria yanqui.
Para los jefes de nación que no comulgan con la política exterior norteamericana o que han sido excluidos del citado foro internacional, pertenecer a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es suficiente para llamar la atención de la comunidad europea y otras potencias mundiales.
La decisión del Jefe del Ejecutivo Federal, obviamente, le ha generado reacciones encontradas a pesar de que su argumento se basa en que los conflictos entre naciones deben abordarse y solucionarse mediante el diálogo y la negociación, pero nunca con la exclusión.
Con razón o sin ella, le realidad es que la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador le ha generado simpatía y reforzado su liderazgo en América Latina, pero, al mismo tiempo, enrareciendo el ambiente binacional en materia de política y cooperación.
El anuncio de la contratación de 500 médicos cubanos para reforzar el sistema de salud pública en México, como es del dominio público, ha generado una serie de reacciones en favor y en contra de la estrategia del gobierno de la Cuarta Transformación.
Un sector importante de galenos aztecas, no avalan la decisión presidencial argumentando que en México hay suficientes médicos, pero faltan plazas como consecuencia de la austeridad republicana de la 4T.
Asimismo, consideran que médicos cubanos o mexicanos se toparán con la falta de infraestructura e insumos en dispensarios, clínicas y hospitales, fenómeno que ocurre en las zonas urbanas y, por lógica, se multiplica en zonas rurales o marginadas.
Como es evidente, los tres temas antes expuestos con origen en el Palacio Nacional han polarizado la opinión pública de los ciudadanos mexicanos, aunque, eso sí, no ha cambiado un ápice la decisión y postura del presidente López Obrador.
DESDE EL BALCÓN:
I.-Es natural que las competencias caldeen los ánimos de los participantes, pero, en todos los casos, debe prevalecer el respeto mutuo y a las reglas del juego.
Desafortunadamente, en el proceso interno que vive el Club Primera Plana, el grupúsculo que se resiste a perder y pretende recuperar el control de la organización gremial está cayendo en franco desacato estatutario y falta de respeto a la Mesa Directiva que preside José Luis Uribe Ortega.
Dudar de la honorabilidad de la actual dirigencia que fue electa en Asamblea General y, a la vez, pretender imponer condiciones en un afán de lograr su cometido no es el camino correcto.
Tan simple como que cualquier duda o inconformidad se canalice a la instancia correspondiente para su análisis y evaluación: la Comisión de Honor y Justicia.
Aunque, como suele suceder, los más gritones y exigentes son los que menos cumplen con sus obligaciones para mantener sus derechos vigentes.
Como dicen en el rancho: el burro hablando de orejas.
Y hasta la próxima.
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