Lo extraordinario de lo cotidiano

Un abrazo prolongado

Por Gladys Villalobos*

“Uno abraza a otros como abraza la vida. Uno abraza la vida como se abraza”. Una de las recomendaciones sanitarias que siguen vigentes por motivos de la pandemia es no abrazar, no abrazar a nuestros seres queridos, mantenernos con distancia. Paradójicamente, un gesto humano que otorga tanto beneficio, de unión, de aprecio, de amor, de fraternidad, tan común y familiar, ahora es recomendable abstenernos.

Tradicionalmente esta es una época de encuentros y un común denominador es un abrazo. Vemos a nuestros seres queridos, sonreímos, con efusividad abrimos los brazos y recibimos o nos reciben con un abrazo. En este momento, el no abrazarnos, se traduce en un gesto de amor y de conciencia social.

Un abrazo puede resultar la mejor terapia, lo único que necesitamos para sentirnos renovados y seguir adelante. Una manifestación sin palabras de aceptación, de empatía, de apoyo, de ser bienvenidos, de comunicar tu amor a la otra persona.

¿Cómo podemos suplir esos abrazos que no hemos recibido, esos abrazos que no hemos dado? Con tiempo, estar presentes aún a la distancia. Con atención, con detalles, con gestos amorosos y fraternales. Abrazar al otro es cuidarlo. Cada vez que tú tomas una medida sanitaria recomendada y te abstienes de seguir tus deseos o tradiciones, estas dando un abrazo.

¿Te has abrazado alguna vez? Abrazarnos significa ser incondicionales a nosotros mismos, estar abiertos a nuestro ser, a nuestra personalidad, a nuestra esencia, aceptarnos, respetarnos y, sobre todo, ser leales a nosotros mismos. Abrazarnos es tocar nuestra alma, es honrar nuestra existencia y nuestra pertenencia en este mundo, saborear lo extraordinario de existir: la vida misma. Abrazarnos es ser pacientes con nosotros, reconocer nuestros miedos y nuestros sueños. 

¿Cómo abrazar la vida? Valorándola, con gratitud, viviéndola, no solo sobreviviendo. Apreciarla como un milagro cotidiano, apreciar tu existencia y vivir de forma consiente, atenta, atento al regalo que significa cada día, no escatimar en acciones, que la pereza no te arrebate las ganas de ser y hacer, no reservar la pasión por vivir para otro tiempo, para otra persona. No escatimar en el gozo.

Hace algunos años descubrí que mis preferidos son los abrazos prolongados, esos que se dan sin prisa, con una pausa suficiente para dejar en mi la huella del otro, de su presencia, de su cariño, de nuestra pertenencia, de nuestro vínculo y nuestro sentimiento en común.

En este 2022 te invito a abrazar la vida, a conectar con la gratitud, con la creatividad para encontrar más y diferentes formas de vivir lo cotidiano. Te invito a reafirmar tu fe y vivirte como el creador de tu realidad. Te deseo un nuevo año con salud, pleno, amable, próspero, creativo, gozoso y abundante donde reine el impulso de vida. A ti que me lees, te envío un abrazo prolongado. 

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. Valoro tu tiempo. 

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/ Contacto: [email protected]