En el campo, más bla, bla, bla…
Por César Villalobos López
Sin duda, una mentira repetida muchas veces, se llega a considerar como verdad y es precisamente a ello lo que, seguramente le apuesta el economista y ex ganadero sonorense Héctor Haros Encinas, que ocupa, solo eso, la silla principal de la Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria.
Desde que el gobernador Jaime Bonilla Valdez lo incluyo en la nómina de esa dependencia, se ha dedicado a mentir, a soñar y dispersar una serie de fantasías, pero sin proyectos ejecutivos y sin apoyos o fuentes de financiamiento, menos con un paquete tecnológico para lo que supuestamente se debe de hacer.
Ha ignorado el aspecto se sanidad e inocuidad, así como el estancamiento operativo del Comité Estatal de Sanidad Vegetal que, desde hace años ha sido manejado como negocio particular por su gerente, el Ing. Roberto Roche Uribe, quien clausuró la operación del laboratorio, favoreciendo a los del sector privado, algunos en asociación, o protegidos por funcionarios de SENASICA.
Viene esto a colación por la información proporcionada por la Secretaría del Campo, el pasado día 12, aludiendo “campañas para controlar y erradicar plagas deben realizarse en coordinación con productores”
Llama la atención que, Haros Encinas, a 18 días de entregar la dependencia, se dé cuenta de que existen “en el valle de Mexicali de 14 mil hectáreas de algodón sin desvare ni barbecho, las cuales son un foco de infestación”.
De paso asegura que, en una reunión con el director en jefe del SENASICA, Dr. Francisco Javier Trujillo y con miembros del Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Baja California (CESVBC), “abordaron temas de la situación y expectativas del programa de Sanidades para el 2022; donde el presidente * del Comité, Ing. Roberto Roche Uribe solicitó el apoyo para continuar con el programa anual de operaciones fitosanitarias”.
*De siempre creímos que el Comité lo presidia un productor y que Roche Uribe era el gerente, pero resulta que Haros Encina menciona que es el presidente. Por ello nos gustaría tener información de cuando se lanzó la convocatoria y cuando se efectuó la asamblea donde lo eligieron. ¿A menos que ahora sea por designación directa?
Asegura y en eso tiene razón, que “las 14 mil hectáreas de algodón sin desvare ni barbecho, son un foco de infestación muy peligroso para aquellos que sí realizan sus labores culturales, ya que esto afectará sus cultivos y por consiguiente su economía”.
La pregunta es, ¿en su tiempo como titular de la Secretaría del Campo, que hizo para reducir el problema?
“Además de labores sanitarias, lo que hace falta en el Valle de Guadalupe es proporcionar el agua a los productores de la región y la diversificación de variedades que se adapten al cambio climático”, indicó Haros Encinas.
Aun cuando menciona necesidad de agua en Valle de Guadalupe, en múltiples reuniones les aseguro, a los vitivinicultores, pero sin un proyecto definido, que tendrían agua suficiente.
Según la información oficial, el concluir, “el Dr. Trujillo expuso que es necesario crear un plan rector que aglutine la problemática, origen y alternativas de solución para presentar ante el nuevo Gobierno estatal y solicitarle su participación desde el inicio de la administración; de igual manera, brindar cursos por parte de expertos, instituciones y organismos de productores”.
Ahora, ese “plan rector que aglutine la problemática, origen y alternativas de solución”, será responsabilidad del arquitecto Juan Melendrez Espinoza, quien desconoce muchos de los recovecos de la problemática del sector, en materia de Fito sanidad y de aspectos zoosanitarios, aun cuando si sabe algo de elotes y dice, de sandias también.
Si el nuevo titular de la Secretaría del Campo tiene interés en responder, a la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda, con éxito en el desarrollo del campo, lo primero que deberá de hacer es sacudirse los lastres enquistados al paso de los años y se han convertido en insustituibles.
Tendrá que poner oídos sordos al canto de las sirenas y tomar decisiones muy personales y con mucho valor para sacudirse aquellos vicios que en nada han contribuido al impulso de las actividades productivas, pero han servido de manejo político y para taparle el ojo al macho, o lo que es lo mismo, dejar pasar y el que venga atrás que arre.
Indispensables revisiones y auditorias al FOGABAC, al Comité Estatal de Sanidad Vegetal, al Comité Estatal de Protección Pecuaria, el primero para terminar con el mito de los grandes deudores y clarificar cuales son los recursos con los que cuenta el Fondo. También saldría a flote lo relativo al préstamo a la Unión Ganadera Regional que preside Gustavo Rodríguez Cabrales.
En el caso del Comité de Sanidad Vegetal, determinar el correcto gasto y definir su patrimonio.
En el Comité Pecuario, analizar su desempeño y determinar responsabilidades por la pérdida del estatus de zona limpia, tras el dictamen del USDA, cancelando la posibilidad de que los pequeños criadores de ganado exporten a los Estados Unidos, con el consecuente daño económico.
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