La mexicana que convenció a otras de que la edad no importa para el arte
Por Guadalupe Luna
A Claudia Rico la mueve el sonido. Nacida en una familia de músicos, desde pequeña se acostumbró a las noches bohemias. Y el pasado 8 de marzo fue reconocida con el Premio Mujer Tec 2021 por sus aportaciones en el arte y la gestión cultural.
En su hogar “desde que era pequeña realizaban sus noches bohemias hasta las cuatro de la mañana”. Su tía, María Guadalupe Rico Galindo, fue su primera profesora, quien le enseñó el violonchelo. Lo aprendió en dos semanas, para un evento urgente. A los 12 años, su tía le dio otro curso y se involucró más con el violín.
Rico Arenívar estudió en el Conservatorio de Música de Chihuahua. Decidió ir a pedir informes cuando estaba cursando la carrera de psicología. Fue en las audiciones cuando conoció a quien fue su mentor a lo largo de su estancia universitaria, Rafael Vardanyan.
Proyecto Libélula
El proyecto surgió en junio de 2020, en medio de la crisis por la Covid-19. Con niños y niñas que tomaban sus clases. Sin embargo, se dio cuenta que los pequeños eran obligados por sus padres, porque, ellos mismos, en su infancia no pudieron aprender música.
Claudia habló con las mamás y las convenció de aprender, ya que era algo que les gustaba. La edad no era impedimento o saber tocar algún instrumento o leer notas musicales.
Claudia comenzó enseñando de manera sencilla, sin pretensiones o exigencias con solo cuatro mujeres. Se hizo de fama y más personas comenzaron a contactarla.
Con nuevas personas en su equipo, se percató que era algo común no sentirse capaces porque “ya estaban grandes, conforme fueron avanzando, empezaron a darse cuenta que sí podían”, describe la violinista.
Con una visión a futuro, busca implementar este proyecto a través del colectivo, donde la primera generación de mujeres egresadas pueda dar clases a otras personas y que éstas, a a su vez, sean una fuente de ingresos a sus hogares.
“Quiero darle oportunidad de que las mujeres sean maestras también y que otras mujeres se sumen a dar clases con otros instrumentos”, describe.
Premio Mujer Tec
Para el reconocimiento Premio Mujer Tec fue postulada por su hermana Ivonne Rico, pero nunca se imaginó ganar la distinción “porque no es ciencia, no es algo de los que comúnmente se considera importante”, describe.
Así mismo, cree que hay un discurso homologado de que no es una “carrera de verdad”, entonces, se tiende a quitarle valor al trabajo, especialmente en el medio artístico. “Uno se cree ese discurso”, dice.
A raíz de obtener este reconocimiento por parte del Tecnológico de Monterrey, se dió cuenta del impacto que ella genera en otras mujeres.
“Veo el cambio en mis alumnas, en su vida, porque se atrevieron a hacer algo que creyeron que no podían hacer. Empiezan a creérsela, empiezan a intentar otras actividades y la gente las ve diferente y a tratarlas diferente”, indica.
Es muy importante, dice Rico Arenívar, no situarse en segundo plano “sobre todo a las mujeres, que siempre estamos poniendo a los demás y cuidando de todos. Vale la pena invertir en nosotras mismas, en nuestro propio valor”.
Agrega que “las niñas, los niños y los adolescentes son el futuro de México, pero nosotras somos el presente, somos quienes formamos a quienes van a venir después y las que estamos transformando el presente”.
Este año, el Tecnológico de Monterrey reconoció a 25 mujeres y a un grupo estudiantil con el Premio Mujer Tec 2021 por sus aportaciones a la sociedad.
La ceremonia virtual de entrega de reconocimientos se llevó a cabo el 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer, en formato online en las plataformas digitales del Tec.
En la novena edición de este premio que otorga el Centro de Reconocimiento de la Dignidad Humana se entregaron premios en nueve distintas categorías, además de dos galardones especiales.
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