Por Manuel Rojas
SONORA: Su historia oficial entre grandes hombres y terribles traidores durante la invasión de Estados Unidos a México.
A partir de 1981 he recorrido Sonora de sur a norte y de este a oeste: soy un apasionado de su historia y he dedicado todos estos años a la investigación de campo; amo sus desiertos y pienso morir en sus montañas (o en las de Chihuahua) … Mi vida ha sido errabunda pero plena de hallazgos historio gráficos y algunas sorpresas.
Campean entre ellas las injusticias, olvidos y omisiones a sus grandes hombres y en el absurdo; la glorificación de quienes se prestaron a la mayor infamia cometida por los EU a nuestro país:
SU MUTILACION TERRITORIAL
Tras la declaración de guerra del Presidente James K. Polk en mayo de 1846, y después de lo sucedido en Texas diez años antes; ¡la “joya” de la expansión “west war ho!» era la provincia de California; que fue atacada por mar y tierra de sur a norte…. Rumbo a California y procedentes de Nuevo México, hollaron el suelo sonorense dos columnas del ejército invasor: el «West Army» al mando del brigadier general Sthepen Kearny y el Batallón Mormón, jefaturado por el Tte. Cor. George Cooke…. La primera pasó inadvertida; pues eludió en su marcha la línea de presidios (Fuertes militares) de Santa Cruz y Altar; no así la segunda (el Batallón Mormón) que tuvo a la vista el Presidio de Tucson, Sonora (no se les olvide), el 14 de diciembre de 1846 y en cuyas afueras los mercenarios mormones, capturaron a un piquete de tres soldados mexicanos y un cabo, casualmente hijo del comandante presidiales Capitán Joaquín Comaduran. Tras un breve arresto y tortura; los liberaron con la encomienda de advertir que «atacarían el Presidio si no se rendían y los dejaban pasar rumbo a California».
Recibido el mensaje; Comaduran se negó a rendirse y a dejarles paso franco: ¡los gringos se aprestaron para combatir el día 16 y…. NO HUBO COMBATE!… la noche del 15; la tropa de 200 presidiales abandonó el Fuerte, dejando dentro alimentos, un pozo artesano de agua (sin envenenar) y en el colmo: armas y municiones… Huyeron cobarde e inexplicablemente; al parecer por órdenes del Cor. Fernando Cuesta, a la sazón, Comandante militar de Sonora; y el disimulo del siniestro gobernador satanista, Manuel María Gándara.
¿A QUE VIENE EL RELATO?
A que en la misma etapa y circunstancia; otro sonorense, un verdadero gigante de la historia patria, el GRAL. JOSÉ COSME DE URREA (nativo de Altar) atacaba exitosamente con una modesta guerrilla a las tropas invasoras del Gral. Zachary Taylor en Nuevo León y Tamaulipas… Ya había derrotado antes a los estadounidenses en Texas (1836) …PERO MEXICO, NUESTRO MEXICO, ES ASI: glorifica a veces a los traidores y condena al olvido a quienes SI LO MERECEN.
Cuando usted que me lee vaya a Hermosillo, caerá en cuenta de un Boulevard con el nombre del traidor (por omiso) y no encontrará en todo Sonora, una escuela, hospital, parque o monumento que honre la memoria de Urrea… Usted SI podrá saber de él, cuando se publique mi siguiente libro:
«LA ROSA AMARILLA DE TEXAS»
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