Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Mensaje de Joe Biden a los estadounidenses

Este es el día de Estados Unidos. Este es el día de la democracia, un día de historia y esperanza, de renovación y determinación. Hoy celebramos el triunfo, no de un candidato sino de una causa, la causa de la democracia. La voluntad del pueblo se ha escuchado y la voluntad del pueblo ha sido atendida. Hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciosa, que la democracia es frágil. A esta hora, amigos míos, ha prevalecido la democracia.

En este lugar sagrado en el que hace unos días la violencia sacudió los cimientos de la capital, venimos juntos como una sola nación, bajo Dios, invisible, para llevar a cabo un traspaso de poderes pacífico, como hemos hecho durante más de dos siglos.

Les doy las gracias a mis predecesores de ambos partidos por su presencia hoy aquí. Se lo agradezco de corazón.

Pero la historia de EE.UU. no depende de ninguno de nosotros, ni de algunos de nosotros, sino de todos nosotros. En nosotros las personas que buscamos una perfecta unión. Esta es una gran nación. Somos buenas personas. Y durante todos estos siglos, pasando por tormentas y luchas y por la paz y una guerra, hemos llegado tan lejos, pero todavía queda mucho por recorrer.

Seguiremos adelante, con rapidez y urgencia porque tenemos mucho que hacer en este inverno de peligros y posibilidades significativas. Mucho que reparar, mucho que restaurar, Mucho que curar, mucho que construir, y mucho que ganar. 

Pocas personas en la historia de nuestra nación han tenido más desafíos o han encontrado un momento más desafiante o difícil que el momento en el que estamos ahora. Un virus que se da una vez cada siglo, que está silenciosamente atacando al país, está llevándose tantas vidas en un año como las que perdió Estados Unidos en toda la Segunda Guerra Mundial. Millones de trabajos se han perdido, cientos de miles de empresas han cerrado. Un grito por la justicia racial desde hace unos 400 años nos conmueve. El sueño de la justicia para todos ya no será aplazado.

Surge un extremismo político, un supremacismo blanco, un terrorismo doméstico, que debemos confrontar y que derrotaremos. Superar estos retos, para restaurar el alma y asegurar el futuro de Estados Unidos, requiere mucho más que palabras. Requiere la más elusiva de todas las cosas en una democracia:

Unidad.

Tenemos que escribir una historia de Estados Unidos de esperanza, no de miedo, de unidad, no de división, de luz, no de oscuridad. Una historia de decencia y de dignidad, amor y sanación, grandeza y bondad.

Que sea esta la historia que nos guíe. La historia que nos inspire y que cuente a los años que estén por venir que contestamos la llamada de la historia, que conocimos el momento, la democracia y la esperanza, la verdad y la justicia, no murieron en nuestra vigilia, sino que prosperaron.

Que Dios bendiga a Estados Unidos y que Dios proteja a nuestras tropas.

Gracias, Estados Unidos.