El otoño nos invita a mirar en nuestro interior para darnos cuenta que necesitamos ser renovados, pero antes que flores nuevas lleguen necesitamos dejar ir las hojas secas, necesitamos despojarnos de aquello que ya no es para nosotros y que nos hace llevar un peso que no necesita el alma, es increíble la lección tan grande que nos da la naturaleza, definitivamente es Dios hablándonos a través de su perfecta creación, los árboles maduran y no se resisten al cambio, las mariposas emigran buscando un refugio seguro, las hojas llevan orgullosas los colores marrones que las hacen más hermosas que nunca, porqué aferrarnos en seguir siendo los mismos si el otoño nos enseña por medio de sus maravillosos paisajes que el cambio es extraordinario y que perder algunas cosas no significa perder, significa madurar y adquirir una belleza única en el corazón.
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