Jefe Supremo devalúa a súbditos
Por César Villalobos López
Resulta denigrante y lastimoso el ver cómo, hombres y mujeres con amor y entrega al uniforme que portan, son convertidos en rehenes de cualquier grupo que les agrede con piedras, palos y muchos insultos, porque ellos están formados para el uso de la fuerza o de las armas, no fueron educados para dar besos y abrazos, como les ordena su Jefe Supremo.
El colmo fue cuando el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas condecoro a un grupo de soldados que entregaron las armas a sus atacantes, justificando la distinción por el respeto a los derechos humanos.
Militares retirados y en activo criticaron el hecho, llegando a mencionar que el entregar el arma, un soldado debe de ir al paredón, lo cual no sé si sea cierto, porque desconozco la Ley.
Y es que, en el yo interno de cada uno de los hombres y mujeres, sean del antes Glorioso, hoy dispendiado Ejercito, de las Fuerzas Armadas o de la Guardia Nacional, seguramente su ánimo está herido, pero aguantan porque fueron educados con disciplina y obediencia.
Adicionalmente del cumplimiento de las labores constitucionales de sus respectivos cuerpos de militancia, en la actualidad han sido utilizados como figuras decorativas en acciones donde carecen del ordenamiento de defensa y deben dejarse agredir, porque el pueblo les ha perdido el respeto que, por muchos años conservaron, por su institucionalidad.
Sin quemar incienso, antes como ahora, en las tropas y en algunos mandos se tienen elementos nocivos, pero la mayoría son personas responsables y entregadas a todas las tareas que se les encomiendan, hasta prestarse al escarnio y agresiones de los delincuentes, para los que se magnifica su derecho humano.
Y el derecho humano de los hombres y mujeres entrenados bajo el régimen militar, en donde queda, porque, su Jefe Supremo lo ignora, al igual que los titulares de las tres Secretarias.
Lo ocurrido esta semana en un municipio de Chihuahua, donde se ubica la Presa “La Boquilla”, es lastimoso para los elementos militares, no porque no respondieran la agresión de los campesinos, sino porque fueron utilizados como medida de presión en contra de quienes reclaman el agua para el riego de sus cultivos, ante la incapacidad de dialogo de los funcionarios federales y del propio Jefe de la Nación.
Lo que nos parece absurdo, es que, para justificar la entrega de agua a Estados Unidos, en volúmenes establecidos en el Tratado Internacional de Límites y Agua, firmado en 1944, pero mutilado con Actas de la CILA, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, refiera que México recibe cuatro veces más agua del Río Colorado de la que contribuye al área del Río Bravo, o Grande.
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