- De nuevo, Trump
- Peajes, remesas, ofensas
- ¿Guerrilla en Ocosingo?
- Suicidio en caso Miranda
Por Julio Hernández López
Trump vuelve a las andadas contra México, cuando aún no se cumple un mes y medio de la almibarada visita a Washington que le hizo Andrés Manuel López Obrador. En realidad podría decirse que el desesperado aspirante a un periodo más en la Casa Blanca se tardó un tanto en mostrar su sabido perfil oportunista y ventajoso.
Ayer, en un acto de campaña en Yuma, Arizona, el rubio multimillonario retomó su cantaleta de campaña inicial: el vecino del sur ha de pagar el muro fronterizo que se construye por decisión de Washington. Lo hará, mencionó sin dar mayores precisiones, mediante un peaje (el cobro sería una cantidad pequeña) a los vehículos automotores que crucen de México a Estados Unidos o un impuesto a las remesas que envían nuestros paisanos a sus familiares en México.
El tema del muro fue negociado para su omisión durante la visita de López Obrador a la capital estadunidense. Se prescindió de una sesión periodística de preguntas y respuestas para evitar que un envite reporteril propiciara alguna declaración destemplada de Trump que colocara en entredicho al mandatario visitante. Pero a ambas partes les quedaba claro que ese silenciamiento sólo era una tregua que más temprano que tarde se rompería por las urgencias electorales de Trump, tal como ayer sucedió.
Así, acicateado por las tendencias que muestran a la cabeza de las preferencias electorales al demócrata Joe Biden, Trump pasó a su fase antimigrantes: imponer el citado peaje es desconsiderado y mermar el monto de las remesas enviadas a México afectaría uno de los rubros que sostienen la economía nacional, a tal grado que el propio presidente López Obrador las ha considerado una bendición reactivadora aun antes de la etapa pandémica, pues en 2019 se estimó en 35 mil millones de dólares el monto de esos despachos (https://bit.ly/3aAxmj3).
Además, el magnate en constantes problemas volvió a recurrir a la estigmatización criminal de los migrantes, citando a los mexicanos: Tenemos personas entrando a este país. Algunas personas son buenas; otras, malas. Y me refiero a asesinos y a violadores. También podrían venir de México. Ellos entran y no regresan a sus naciones. Ya se sabe que Trump es especialista en decir y luego desdecirse, en alardear y luego ajustar, en soltar metralla retórica y después acusar a otros de no entenderlo o distorsionarlo. Ayer mismo, por ejemplo, deslizó: No importa si pagan ahora o en el próximo par de meses. México pagará. Tenemos una relación muy buena con México, y México pagará por el muro.
Tan buena relación con México que, en la pasada visita a la Casa Blanca, el presidente López Obrador dijo: Estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto, nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano.
Al complicado cuadro nacional se agregó ayer un elemento de aún imprecisa definición: un grupo de supuestos guerrilleros que dicen actuar desde los Altos de Ocosingo y que a través de una página de Facebook hicieron saber que se denominan Ejército Revolucionario Indígena (ERI). En su Primera declaración de guerra han hecho una serie de exigencias al gobierno del presidente López Obrador, como el retiro de la Guardia Nacional y el Ejército Nacional de aquella región, de no darse lo cual el ERI entraría en combate con las fuerzas militares institucionales. Hacen, además, planteamientos de índole económica y social, como la oposición plena al tratado comercial de Norteamérica y los proyectos que vayan contra el interés de pueblos originarios y sus recursos naturales.
Y mientras, se ha esfumado en una cárcel del estado de México la relatividad de conocer una versión oficial sobre el asesinato del padre del ex alto funcionario peñista, Luis Miranda, pues el presunto responsable se habría suicidado al usar un pantalón para colgarse de un barrote, ¡hasta la próxima!
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