El que se quema con leche…
Por César Villalobos López
Lo que está ocurriendo en el valle de Mexicali, con el sector agrícola y ganadero, no es diferente a lo que pasa en el resto del país, no solo en esos ramos de la economía, sino en la mayoría de las actividades económicas, sociales, culturales y política.
Lo reclaman miles de ciudadanos -hombres y mujeres- entre ellos los profesionales de la salud que enfrentan la pandemia del Covid-19, pero sus angustiosas expresiones son ignoradas por aquellos que pueden solventar las carencias.
Por el contrario, al igual que ha sucedido con los medios de comunicación que señalan deficiencias, nepotismo, corrupción o incremento en los delitos e inseguridad, los funcionarios soslayan los reclamos y hasta los satanizan.
En el campo, todas aquellas esperanzas alentadas durante las campañas del ahora presidente, Andrés Manuel Lopez Obrador y por el ahora gobernador Jaime Bonilla Valdez, se han venido apagando para desilusión de quienes creyeron en sus respuestas a inquietudes.
Desde luego que se tienen que reconocer que, entre los esperanzados, no solo se cuentan productores honestos que han tenido fracasos por situaciones adversas y de que, en alguna forma u otra, han tenido algunas respuestas, aun cuando no las deseadas.
Se atendió a deudores de hasta un millón de pesos, con la quita del 66 % del monto del adeudo, un 33 a cargo de los acreedores y el otro del gobierno del estado, pero carecen de recursos para cubrir su parte y la Financiera Rural hecho a la basura las promesas de Héctor Haros Encinas, titular de la Secretaria del Campo y Seguridad Alimentaria.
La Financiera, no acepta garantía prendaria y exige garantías hipotecarias para efectos del otorgamiento de algún financiamiento que les permita aportar su 34 por ciento y continuar con la actividad productiva para poder cumplir.
El otro segmento de esperanzados, aquellos que promovieron reuniones con los candidatos, con senadores y con diputados, poco a poco fueron enseñando el cobre y salieron a flotes sus verdaderas intenciones de continuar con los beneficios de duplicidad de créditos y, sobre todo, aspirando al borrón y cuenta nueva, como lo obtuvieron en el pasado.
Entre ese grupo selecto de autonombrados líderes de grupos y grupúsculos, quienes agazapados y en el anonimato alientan reclamos y manifestaciones para luego dar la cara ofertando el logro de soluciones, están los grandes deudores, los desviadores de cosecha, los corruptos usuarios del agua que aprovecharon sus cargos directivos para medrar con recursos públicos.
Esos individuos, algunos todavía incrustados en la nómina del erario han desvirtuado la realidad, mintiendo sin ningún remordimiento para engañar a sus noveles jefes, ignorantes de situaciones y antecedentes históricos de la agricultura y las manifestaciones de protesta.
Lo más curioso de todo esto es que entre los individuos que atizan la hornilla se encuentra un largo historial de complicidades, colusión y corrupción, de la cual no escapan colaboradores, fuera del ámbito agrícola y del agua, con altos cargos en el gobierno de Jaime Bonilla Valdez.
Regresando al campo, las promesas y exabruptos verbales de los conductores de la agricultura, no han sido muy acertadas, mencionando por ejemplo la prometida, solo eso, indemnización a productores algodoneros, por parte de Bayer, tras una llamada telefónica a Alemania.
Para nadie es desconocido que la alharaca sobre la promoción de un agro parque, solo impresionó al gobernador y a sus colaboradores, los productores y los empresarios del valle de Mexicali conocían, desde hace años, del proyecto y promoción, de la familia Navarro.
El sigilo de los funcionarios de la Secretaria del Campo y Seguridad Alimentaria en la cosecha de la semilla de trigo sin gluten, con la oferta de proporcionar información, deja una estela de duda sobre el buen resultado en los rendimientos.
Si los especialistas de la Secretaria del Campo, o su titular, hubieran observado condiciones favorables, seguro habrían invitado a los medios de comunicación y no enviar datos a quienes les magnifican todo lo que les envíen del sector oficial.
Lo que no está claro, porque nunca lo han precisado, es una asociación con una empresa privada donde una de los socios es el presidente de Fundación Produce, desde cuyas oficinas despachó el titular de la SCSA, desde la campaña.
Tampoco han mencionado el costo de producción, al que seguramente no le incluirán la renta de la tierra, por tratarse de un predio propiedad de un Patronato, mismo que se ha utilizado por varios años, sin que se conozcan los beneficios para la investigación.
Con la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural, ni caso referirnos a ella, el encargado del despacho está igual que su jefe, el titular nacional, son alérgicos al campo y nadan de muertito para que todo pase sin pena ni gloria, desdeñando la situación fitosanitaria del valle de Mexicali.
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