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Aunque los precios se disparen, Bangladesh no sabe vivir sin cebolla

Azad Majumder / EFE

Dacca.- Desde principios de octubre, las comidas diarias que prepara Tarannum Sobnom, ama de casa bangladesí, ya no son lo que eran. Sobnom se vio obligada a reducir a la mitad su consumo del ingrediente esencial de la gastronomía de Bangladesh, la cebolla, cuando su precio se triplicó al limitarse su importación.

“Normalmente comprábamos la cebolla a 30 takas (0,31 euros) por kilo, pero a principios de octubre, los vendedores pedían 75 takas (0,79 euros)”, relató a Efe Sobnom, que ante esa situación, solo compró 5 kilos, con la idea de que “el precio se vendría abajo” más adelante, pero no fue así.

“Más tarde pude comprar solo dos kilos más ya que el precio comenzó a subir y subir”, lamentó. Esos 7 kilos representan la mitad del consumo mensual de cebollas de su familia, de seis miembros. “No sé qué haré este mes”, añadió.

La mujer, que ronda la cuarentena y tiene dos hijos, es incapaz de imaginar un día en el que no pueda contar con ese bulbo en su menú diario, desde la ensalada del desayuno hasta el curry del almuerzo o la cena.

“Lo necesitamos para todo. Incluso para cocinar arroz Biryani, que es el plato favorito de mis hijos”, dijo Sobnom, que aún puede costearse la hortaliza gracias al salario relativamente alto de su marido, que trabaja para una multinacional.

Los restaurantes también dejaron de ofrecer cebolla gratis con las ensaladas y “los clientes tampoco la piden porque todo el mundo conoce la situación”, explicó un camarero de un restaurante de la capital Mohammad Al Amin.

En las zonas rurales la gente dejó de comprar cebolla por kilos y ya solo la adquieren en “halis”, una especie de ristras con cuatro unidades, según recogen los medios locales en una semana en la que el precio del kilo alcanzó 150 takas (1,6 euros).

El precio de la hortaliza inició su escalada después de que la India impusiera una prohibición a su exportación a finales de septiembre, arguyendo escasez en su suministro interno.

La cuestión atrajo la atención de los medios cuando la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, bromeó con que pidió a su cocinero que no utilizara cebollas en sus comidas durante la visita oficial que realizó al gigante sudasiático a comienzos de octubre.

Para aliviar los efectos del alza de precios sobre la población con bajos recursos, la estatal Corporación Comercial de Bangladesh (TCB, en inglés) tomó algunas medidas a corto plazo, como la venta de cebollas subsidiadas en camiones por las calles de Dacca.

El portavoz de TCB, Humayun Kabir, declaró a Efe que venden la cebolla “en 35 lugares a una tasa subsidiada de 45 takas (0,47 euros) por kilo” y que en cada camión venden una tonelada de la hortaliza.

Kabir indicó que cuando se puso en marcha la iniciativa, vendían dos kilos a cada persona, pero, a medida que las colas de compradores empezaron a hacerse cada día más largas y muchas se personas se iban con las manos vacías, comenzaron a vender solo un kilo por persona.

“Nuestro objetivo es ayudar a las personas de bajos recursos”, subrayó, y añadió que la medida solo se aplica en la capital, una ciudad con cerca de 17 millones de habitantes.

Las autoridades confían en que los precios se regulen a la baja a mediados de noviembre, con la llegada de nuevas importaciones.

“La India recientemente alivió la prohibición permitiendo algunas exportaciones a través del puerto de Chennai (sureste)”, aseguró el subsecretario del Ministerio de Comercio, Ali Ahad Khan.

Además, manifestó que cuentan con “4.500 toneladas de cebolla que ya llegaron de Egipto y otras 150 procedentes de China”, en tanto que “nuestra propia cosecha comenzará, por lo que esperamos que en los próximos 10-12 días la situación comience a normalizarse”.

Aunque “no hay datos auténticos sobre la producción y la demanda total en Bangladesh”, según confirmó a Efe el agrónomo y economista de la Universidad Agrícola del país Saidur Rahman, “diferentes estudios muestran que la producción está limitada a unas 1,7 millones de toneladas anuales, pero la demanda se acerca a 2,4 millones”, por lo que, “naturalmente dependemos de la importación”.

Para el experto, “la crisis comenzó este año principalmente porque nuestros agricultores no pudieron almacenar la cebolla debido a las lluvias de abril y mayo”, a lo que se añadió las limitaciones del país vecino.

Rahman propone que el Gobierno equipe mejor a los productores, garantizando préstamos para que “aumenten las instalaciones de producción y almacenamiento”, en tanto que el Ejecutivo debería “no confiar en un solo país para importar y buscar otros países”. EFE