Grave la situación del campo
Algo le está fallando a la buena intención del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador para impulsar el desarrollo del campo mexicano, aun cuando habla de atractivos precios de garantía, en beneficio de pequeños productores y hasta de subsistencia.
Su insistencia para modificar esquemas de producción, afectando a agricultores con extensiones mayores, pero consideradas dentro de la legalidad, resulta negativa para zonas como el valle de Mexicali, donde los productores, en su mayoría, rebasan superficies consideradas con apoyos, porque –en el pasado- así fueron las dotaciones por mandato presidencia.
Sin llegar los mismos extremos de daño que ocasiona a los productores de trigo, maíz, sorgo y algodón, para solo mencionar algunos cultivos del valle de Mexicali, los agricultores dedicados a las siembras de hortalizas también son afectados por la incertidumbre hacia los efectos de la política pública para el sector primario.
Irremediablemente, los productores de granos deberán devolver sus ojos hacia los esquemas de organización que por muchos años han desdeñado por el individualismo consecuente de varios motivos, como la facilidad para la obtención de financiamientos para compra de maquinaria y equipo, o avíos para siembras, así como amargas experiencias asociativas.
Producto de la facilidad de crédito, los vivales aprovecharon endeudándose de mas, a gravo tal que llegó el momento que no pudieron pagar, recurriendo al desvió de cosechas para tratar de salir del bache, considerando que vendrían tiempos mejores, que no han llegado.
De esta situación se aprovecharon algunos habilitadores del sector privado, con el manejo de los pesos en la báscula, el pago de la cosecha con precios bajos o clasificaciones menores, o bien, reteniendo apoyos federales al actuar como ventanillas de recepción y pago de esos beneficios.
Antes, cómodamente, los productores de granos habían venido comercializando sus cosechas, primero a través de la Conasupo y/o Almacenes Nacionales de Depósito y más tarde aprovechando los apoyos oficiales, incluyéndoles la compra de coberturas, precio objetivo y agricultura por contrato, con la participación de Aserca, organismo burocrático que no cumplió su objetivo.
Como muestra de ese burocratismo recordamos los múltiples berrinches del gobernador Eugenio Elorduy por el fracaso de su gestoría ante los funcionarios de esa dependencia apéndice de la Secretaria de Agricultura, en busca del pago oportuno a los productores bajacalifornianos.
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