Mantenimiento del canal, un recordatorio del flujo pulso del 2014
Por Jennifer Pitt Colorado River Program Director
El agua fluye nuevamente por el río Colorado a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. El canal que ha estado seco desde hace mucho tiempo – los últimos 160 kilómetros del río Colorado antes de desembocar en el Golfo de California – no ha visto tanta agua desde el “flujo pulso” del 2014.
Sin embargo, se trata de agua salobre. Durante unos meses la veremos fluir en el Colorado aguas abajo de la Presa Morelos, recordándonos el río que una vez fluyó ahí. El agua proviene de drenaje agrícola que se origina en las parcelas agrícolas del suroeste de Arizona que utilizan el río Colorado para irrigación en el desierto. Debido a que estas parcelas se asientan sobre agua subterránea salobre, su drenaje es demasiado salino para regresar al río Colorado. El agua de drenaje usualmente se conduce por un canal revestido de concreto que la lleva por un camino paralelo al río Colorado, a través de la frontera hacia Sonora, México. Ahí desemboca en la Ciénega de Santa Clara, el último gran humedal del delta del río Colorado.
Pero el canal, de casi 50 años de antigüedad, necesita reparaciones urgentes. Así que la Oficina de Reclamación de los Estados Unidos (US Bureau of Reclamation) lo ha cerrado temporalmente, y al no tener otro lugar donde verter el agua salobre (que no se puede usar para la agricultura, ni siquiera para nadar), la están desviando de nuevo al río Colorado, aguas abajo de la derivación de México en la Presa Morelos, donde no se mezcla con el suministro de agua que abastece a los usuarios en México.
Las reparaciones al canal prolongarán su vida, lo cual es bueno, porque la Ciénega y las aves que lo habitan dependen de esta agua. Cuando fue construido por primera vez, el final del canal eran planicies lodosas secas, tierra que alguna vez fue la extensión oriental del rico ecosistema del delta del río Colorado, de casi ochocientas mil hectáreas. Cuando el delta del río Colorado se secó, todo el ecosistema se deterioró. El canal no fue diseñado para resucitar los humedales del delta, pero, inadvertidamente, lo hizo.
Hoy la Ciénega de Santa Clara es una gran marisma verde con lagunas, en contraste extraordinario con el Desierto Sonorense que la rodea. En ella habitan cientos de miles de aves, incluida la mayor población remanente en el mundo del Palmoteador de Yuma (Rallus obsoletus yumanensis), una especie en peligro de extinción. En una visita se pueden ver grandes parvadas de Ibis Cara-blanca en vuelo, escuadrones de pelícanos, y centenares de patos y cormoranes. Es un oasis espectacular, 16,200 hectáreas protegidas en México como Reserva de la Biósfera.
Las reparaciones programadas significan que el canal debe permanecer seco de 3 a 4 meses. A corto plazo, la Ciénega de Santa Clara se verá privada de ese suministro de agua. Las aves acuáticas migratorias no están presentes en el otoño, aunque especies residentes y parcialmente residentes como el Palmoteador de Yuma se verán afectadas. Afortunadamente, la interrupción de los flujos será relativamente pasajera, y Estados Unidos ha financiado un equipo binacional que incluye científicos de Audubon para documentar los impactos y la recuperación. El esfuerzo de monitoreo ha sido coordinado con la Comisión Internacional de Límites y Aguas, e incluye a científicos tanto de los Estados Unidos como de México.
Sin embargo, se avecina una amenaza más grave para la Ciénega de Santa Clara. Si la Planta Desalinizadora de Yuma entra en operación, ésta podría desviar el flujo del canal de manera más permanente. La Oficina de Reclamación podría hacer eso para incrementar las reservas de agua en las presas del río Colorado. Como consecuencia del plan de contingencia de la sequía del río Colorado de 2019, esa es una posibilidad real, ya que compromete a la Oficina de Reclamación a buscar alternativas para conseguir cerca de 123 millones de metros cúbicos de agua anualmente. Encontrar agua “nueva” es una tarea difícil para una agencia que no tiene una adjudicación del río Colorado. La planta desalinizadora agotaría el agua del canal, sustituyéndola por residuos de salmuera muy salados. Eso sería un doble golpe para la Ciénega de Santa Clara, reduciendo severamente tanto la cantidad como la calidad del agua que la sustenta. Los humedales y las aves que lo habitan quedarían devastados. Dado que Estados Unidos y México aún no tienen un tratado para proteger el suministro de agua de la Ciénega de Santa Clara, la amenaza es real.
Afortunadamente, la Oficina de Reclamación tiene alternativas. La agencia ya está implementando mejoras en la infraestructura y otros programas que pueden ayudar, y aún hay muchas cosas por hacer. La rehabilitación de bombas defectuosas, mejoras en la operación de la infraestructura e incentivos a los usuarios para conservar el agua podrían crear la misma cantidad de agua “nueva”, y a un costo mucho menor.
Mientras tanto, el agua fluye en el delta del río Colorado. Aunque el agua de drenaje no es segura para el contacto humano (tanto los Estados Unidos como México han publicado advertencias), y es demasiado salada para ayudar a los pocos árboles nativos que crecen en las orillas del río, es un importante recordatorio de que este río necesita agua.
En el 2014, Estados Unidos y México, de conformidad con un acuerdo binacional (Acta 319), crearon un “flujo pulso” en el delta del río Colorado para simular, a pequeña escala, la inundación de primavera que solía ocurrir cada año. El flujo pulso se celebró cerca y lejos, como un gesto sin precedentes de los gobiernos, de que la naturaleza y las comunidades locales son dignas beneficiarias de un río que fluye. Fue una inyección de agua revitalizadora que -al menos temporalmente- creó el hábitat para cientos de especies de aves, y el retorno del río al mar.
En un acuerdo sucesor firmado en el 2017 (Acta 323), Estados Unidos y México se comprometieron nuevamente a enviar un volumen modesto, pero ecológicamente significativo, de agua del río Colorado hacia el delta para el medio ambiente. Si bien ya está en marcha una planeación conjunta, el agua aún no ha sido suministrada y es necesario que esto ocurra pronto.
La reparación del canal nos recuerda lo que está en juego, incluido el ecosistema del delta que todavía tiene necesidad de agua, comunidades que lamentan la pérdida de su río y un gran oasis de humedales sostenido por un suministro de agua incierto. ¿Pueden Estados Unidos y México comprometerse a suministrar agua a estos últimos remanentes de naturaleza en el delta del Río Colorado?
Tomado del portal https://www.audubon.org/es, publicado en Septiembre 06, 2019
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