Por Maria Antonieta Flores Astorga
Primera de dos partes
BEIJING. – La milpa me dice: “Barbón no te me apendejes, dame lo que necesito y te regreso récord mundial”. Ese es el trato tan cercano que tiene con sus milpas, el que la República Popular China ha bautizado, como el “Mago mexicano del maíz”. Pocos secretos le esconden las mazorcas al experimentado agrónomo.
Vive en China, desde hace doce años. Ernesto Cruz González, ingeniero agrónomo, egresado de la Universidad de Guadalajara, está logrando el milagro verde en el enorme país asiático. Ha incrementado la productividad del campo, tanto, que no lo dejan regresar a México.
Cruz González es considerado un referente en la materia, representando a China en foros internacionales donde se discuten las políticas del campo, como el BRICS, APEC, G20, o ante organismos como la FAO o FMI.
El “diálogo” con sus milpas, lo tiene ahora en Tongliao, Mongolia interior, donde el Gobierno central chino le dio tierra en este ciclo en el desierto del Gobi, y afirma que su campo muestra el potencial para producir algo así como 27 o 28 ton/ha esta temporada, sin embargo, dice con sincera modestia: “Me falta entenderla para saber qué necesita; lo voy a intentar eso sí”.
Cuando el promedio en China es hoy de 7.2 ton/ha., el reto que le lanzó el gobierno de la República Popular China a nuestro paisano, fue de 17 toneladas por hectárea, algo que ya sobrepasó, en los campos que cada día se extienden en distintos puntos de la nación.
Lo que llamó la atención de los chinos, fueron los récords en toneladas y en utilidades que estaba consiguiendo en México nuestro ingeniero. Entonces lo invitaron a trabajar a China. Al principio, les dijo que no, pero ellos le lanzaron el reto: el manejo de un rancho de 80 mil hectáreas en el desierto, donde se sembraban apenas 22 mil, de riego. Y lo aceptó con valor mexicano.
–¿Qué vieron en usted para que los chinos se lo trajeran, ¿qué les está dando, que antes no tenían?, preguntamos al tapatío.
–Vieron que ya había pasado las 22 ton/ha en México y me apoyaron para que lo repitiera y transfiriera esta tecnología aquí a China. Porque ellos tienen el reto de alimentar a su población de casi mil 480 millones de habitantes, con muy poca superficie arable por habitante. Ellos ven la agricultura como un asunto de “seguridad nacional”. Tienen ya planificada su producción, necesitan incrementarla en un 70 por ciento en los próximos 15 años, de no lograrlo saben que dependerán del extranjero y eso es demasiado riesgo para la futura primer economía del planeta. Otro de sus retos es crear riqueza en el medio rural y que se vaya borrando la brecha entre la riqueza de las grandes ciudades y la pobreza del campo. Que no haya tanto desbalance. El tercer reto, es revertir el gran problema de contaminación que tiene, un verdadero desastre. Y a través de la agricultura se está combatiendo con sistemas amigables al medio ambiente, de calidad, sustentable.
El hombre, que se distingue por su estatura aquí entre los chinos y allá entre los mexicanos, señala que está en China porque lo invitaron a “aprender, comprobar, transferir y lograr alimentar a su población, ya que ahora las importaciones de alimentos se están incrementando peligrosamente”.
–HABLEMOS DE CIFRAS, INGENIERO.
¿Cuántas toneladas de maíz producía China antes de su llegada, y cuántas produce hoy?
–Cuando yo llegué aquí a China se producían 5.7 ton/ha. Y hoy el promedio es de 7.2 ton/ha. Y mi promedio a nivel comercial en todos los años que llevó aquí, es superior a las 16 ton/ha. Originalmente iba yo por un ciclo, sin embargo, empezaron a verse resultados y el Gobierno chino me empezó a apoyar dándome tierra, maquinaria y equipo de alta tecnología y yo a ganar muy bien y me quedé, además… las escalas, es una locura. China siembra un poco más de 40 millones de hectáreas. Más maíz que Estados Unidos. Es el país que más siembra maíz en todo el mundo.
Ernesto Cruz González, que no pierde su esencia campirana ni su sencillez, misma que ha conquistado a Asia, dice al hablar sobre su tecnología que consiste en diagnósticos muy precisos del suelo, del ambiente y de los manejos de cada campo, en fijar una meta de rendimiento particular, construir fertilidad del suelo, diseñar las mejores prácticas de manejo para la condición particular, uso de tecnología de punta, con profundo conocimiento técnico y práctico, buena actitud, mejora continua, mucha atención y amor a la tierra que siembra.
Continuará, segunda y última parte
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