Necedades…

Comunicadores espontáneos

Sin duda alguna, las redes sociales representan un importante medio de comunicacion, al tiempo que son utilizadas irresponsablemente para denostar a las autoridades, difundir falsas versiones que por regla general penetran en el ánimo de quienes lejos, sin conocimiento de la realidad, las dan por hecho, pero no solo eso, continúan expandiéndolas como ciertas.
Esto ha sido más notorio con todo lo relacionado a los efectos de los sismos en la capital del país y estado circunvecino, especialmente por quejas de supuestos o reales donadores de víveres y artículos diversos para los miles de compatriotas afectados, especialmente en las zonas rurales, donde el acceso no es fácil.
Se han difundido enfrentamientos entre elementos del ejército nacional, de la marina y de diversos cuerpos de seguridad pública en custodia de quienes transportaban bienes ajenos a los centros de acopio oficiales, considerando que los estaban desviando o robando.
Sabemos que los militares reciben órdenes y las acatan, por regla general tienen prohibido pensar y menos razonar, pero también es entendible que las autoridades pretendan tener un control de las donaciones y su entrega para garantizar que los beneficios lleguen a quienes verdaderamente los necesitan, incluyendo a quienes se encuentren en los lugares más alejados.
Pero lo que sí es criticable es que las donaciones de la población en general sean etiquetadas con logotipos de partido alguno o de los DIF, municipales, estatales o nacional, por ello tal vez las leyendas alusivas plasmadas con crayones o plumones en algunos empaques de despensas y de otros productos para los damnificados.
También se observó el reclamo del arzobispo de Cuernavaca que arremetió en contra de las fuerzas armadas por un decomiso de productos diversos, dejando en duda, por la investidura religiosa, las acciones de las autoridades militares de cualquier nivel u orden.
Sin duda, el algunos casos pudiera existir algo real pero al tiempo algo de protagonismo que de cualquier forma deja en duda la honorabilidad de las acciones gubernamentales, al igual que la oportuna entrega de las aportaciones ciudadanas a los afectados con los sismos y las lluvias.