Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Entre Los Surcos…

Fomento o simulación

Ante los recortes presupuestales, tanto del gobierno federal como de los estatales, algunos titulares de entidades responsables de fomentar la agricultura y la ganadería han preferido simular el cumplimiento de los objetivos para mejorar las condiciones productivas y en complicidad con directivos de organismos de productores ganaderos y agrícolas logran su propósito.

En este caso es inocultable la preferencia de funcionarios en relación al estatus de los productores, en lo individual o integrantes de empresas o agroindustrias de transformación o de servicios como podrían ser los rastros “TIF” o Tipo Inspección Federal, aun cuando algunos propietarios reniegan de la denominación y los presentan como planta TIF, que para el caso da lo mismo.

Sin duda, Baja California, no es gran productor de ganado, pero año con año se logran entre 7 y 10 mil cabezas de buena calidad y por el reconocimiento de zona libre por parte de autoridades de México y de Estados Unidos, son exportables al país del norte, pero no se puede ocultar la voracidad de los industriales de la carne, quienes con el soslayo oficial buscan dar al traste con la ganadería del estado, al fin y al cabo, ellos introducen más de 400 mil animales para sus plantas.

El gobierno del estado y el municipal de Mexicali han seguido el juego de los engordadores industriales de la carne, con el señuelo de presentar a la capital de Baja California, como “La Capital de la Carne”, buscando su difusión como tal a costa del erario, sin que ello genere beneficio alguno a los pocos y acechados ganaderos bajacalifornianos.

La ausencia de visión de esos empresarios se observó en la edición 2017 de AgroBaja, creyendo posiblemente que con la sola identificación de un letrero de “Mexicali Capital de la Carne” era suficiente para sobresalir; el reducido espacio y la falta de imaginación de los promotores del stand, no permitió que el público asistente, mismo que solo interesaba a dos o tres, porque el interés económico de los industriales está en el exterior. 

Estos mismos empresarios han engañado a las autoridades del estado sobre las cuestiones fitosanitarias y es que incumpliendo procedimientos se ahorran dinero, sin impórtales el estatus zoosanitario.