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Agua, caldo de cultivo

Cada día es más evidente que aquello mencionado hace 20 o 25 años, en el sentido de que en el futuro las guerras serian por el agua y no por el petróleo, está más cerca de lo que pudiéramos esperar.

El problema es mayúsculo cuando los funcionarios de las dependencias, como la Comisión Nacional del Agua y los Distritos de Riego, como el 014 del Rio Colorado, sin conocimientos reales de lo que tienen en manos, pero con mucha fidelidad política y al erario, soslayan acciones que ellos deberían de controlar.

Son varios años los transcurridos desde que funcionarios de la Comisión Nacional del Agua, de la Secretaria de Agricultura, directivos de la S. de R.L. concesionaria de la red mayor del Distrito y módulos de riego,. junto con la Secretaria de Fomento Agropecuario, firmaron acuerdos basados en la legislación vigente y en las obligaciones de los participantes, para ordenar y ser más eficiente el uso del agua para riego agrícola, iniciando por una equilibrada cedula de cultivos.

Por ausencia de rectoría, todo a seguido igual, los usuarios siguen sin obtener permisos únicos de riego y siembra, riegan superficies mayores al volumen que su permiso de riego les da derecho.

Los módulos de riego, en su mayoría, no cumplen sus programas de riego, primero porque los usuarios no siembran a tiempo por falta de crédito, por carecer de semilla, porque no le fiaron la preparación de la tierra o porque no tiene dinero para depositar en el módulo de riego para recibir el servicio.     

Se ha hecho costumbre que a una buena parte de la superficie de riego le falta el ultimo riego, aduciendo los módulos que ya no tienen agua, argumentando que la S. de R.L. no les entrega la dotación completa en base al programa aprobado por todos.

Los directivos de la S. de R.L. y de los módulos, por lo regular se sienten dueños del agua, olvidándose que solo deben de ser administradores de los volúmenes y responsables del buen manejo del agua, pero se dedican a firmar convenios bajo la mesa, sin importar el daños que ocasionen, como ocurrió con la reducción de la lámina de agua para riego por hectárea a 1.17 en lugar de 1.32.