El 1° de noviembre, en las celebraciones del Día de Muertos, se acostumbra dejar ofrendas para los niños difuntos. En Oaxaca se les conoce como ofrendas para los angelitos. ¡Conoce más sobre ellas!
Es bien sabido que el 1° de noviembre, las ofrendas del Día de Muertos están dedicadas a los infantes que han fallecido. Éstas, a lo largo y ancho del país, tienen diferentes elementos que las componen. En Oaxaca se les conoce como ofrendas para los angelitos. En ellas se colocan objetos y alimentos únicos, pensados especialmente para la dicha de las almas de los pequeños que han partido al más allá.
El 1° de noviembre: día de todos los santos y todos los angelitos
Hay que recordar que, de acuerdo a la tradición católica, el 1° de noviembre está dedicado a honrar a todos los Santos. Sin embargo, en México esta conmemoración, al pasar a formar parte de las celebraciones del Día de Muertos (junto al Día de los Fieles Difuntos), tuvo un agregado muy especial.
A partir de la época virreinal, pero sobre todo en el siglo XIX, en dicha fecha litúrgica se empezó a honrar a los niños difuntos. El imaginario popular situó a las almas de los infantes como espíritus libres de cualquier malicia, por lo que creían que iban directo al paraíso. Se le equiparó a la pureza de los ángeles. Por esto durante el Día de Todos los Santos, no solo se honra a dichos personajes, sino también a las niñas y niños que tristemente han muerto. A razón de ello se les llama con cariño «angelitos». Además, se cree que el 31 de octubre llegan las almas de los pequeños que murieron antes de poder ser bautizados.
Las ofrendas para los angelitos en Oaxaca
Oaxaca, en su enorme diversidad, tiene la tradición de poner las famosas ofrendas para los angelitos desde el 31 de octubre. Para recibir a los niños y niñas que murieron de diversas formas, se acostumbra a realizar una serie de ritos como prender incienso al mediodía en esa fecha. También se encienden algunas veladoras para iluminar el camino de sus almas rumbo a nuestro plano terrenal. Cuando se retiran al mediodía del 1° de noviembre, se les despide con cohetes.
En este estado de la República, se acostumbra colocar en las ofrendas para los infantes los dulces, juguetes y la comida que más les agradaba. El tradicional pan de muerto oaxaqueño que se les deja lleva azúcar roja, a diferencia de la blanca que llevan los panes para los adultos. Estos altares escalonados (de acuerdo a la usanza zapoteca de los Valles Centrales), se llenan de flores de cempasúchil, imágenes religiosas, papel picado, calaveritas de dulce, retratos y veladoras. Sin embargo, dentro de las siete regiones de Oaxaca y sus in
Por ejemplo, en la población Huave de San Mateo del Mar, se acostumbra ponerle como ofrenda a los angelitos un par de velas, frutas y panes de muerto con forma de animalitos. Desde el 31 de octubre las almas de los niños llegan, según se cree, bajando a través de los papalotes que esta comunidad vuela en estas fechas. El 1° de noviembre tocan las campanas de las iglesias a mediodía, para guiar a las pequeñas almas a sus respectivos altares. Al día siguiente, regresan al cielo montando las cometas por la que arribaron.
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