Por Antonio Magaña.
La científica Sheinbaum asombró al mundo con su método para obtener agua potable.
– “Tenemos que garantizar el acceso al agua potable de todo Baja California”, les dijo a los asistentes a su mitin del sábado en Rosarito.
– “¿Cómo vamos a lograr eso?”, preguntó a las multitudes.
– ¿Cómo?, le repreguntó la gente.
Tras unos segundos, exhibió al gentío «la piedra filosofal» que, “acabará con el problema del agua en Baja California y en todo México”:
– “Evitando que llegue la corrupción, los privilegios…”, le gritó a la muchedumbre expectante.
La solución Sheinbaum, que debería patentarla, no se le ha ocurrido a ningún jefe de estado.
Antes de su visita, la presidente anunció que traería soluciones al problema del desabasto y administración del agua; pero solo mostró a los acarreados la demagógica piedra filosofal del agua que se esfuma al contacto con el aire.
No hizo ninguna mención sobre el Acueducto Río Colorado-Tijuana, construido hace más de 50 años; arteria que fue y sigue siendo la principal fuente de abastecimiento de agua a la Zona Costa.
¿Qué sería de la vida en Tecate, Tijuana y Ensenada sin el Acueducto?
No hizo mención alguna de los más de 400 millones de metros cúbicos que se desperdician en los cultivos del Valle de Mexicali, más del doble, de lo que conduce el Acueducto a la Zona Costa.
No habló del plan para resolver el problema de las fugas de agua en Tijuana y Ensenada, que representa más de un 30 por ciento del agua que se transporta, a un altísimo costo, por el Acueducto.
Tampoco dijo nada sobre los proyectos para desalinizar agua en el Estado.
Antes de su visita, anunció que iba a hablar de las concesiones del agua; no hizo ningún comentario sobre el tema, ni sobre los actos de corrupción que realizan los responsables de los Módulos de Riego en el Valle de Mexicali.
Tampoco hizo mención sobre el acta 330 de la CILA firmada este año; ni del programa de conservación y contingencia 2024 – 2026, en el que México se compromete a aportar un volumen de 493 millones de metros cúbicos de su asignación para la contingencia en el Río Colorado.
Del descanso de tierras no habló, ni de los recortes de agua, ahorros y aportación para la conservación del Río Colorado.
Menos mal, que visitó la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales de San Antonio de los Buenos, la cual, evitará que sigamos vertiendo aguas negras al océano pacífico.
“Para evitar que llegue la corrupción”, se deberían de evitar, este tipo de visitas presidenciales inútiles de ‘supervisión’.
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