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Nasa muestra cómo se seca uno de los embalses más grandes de EU

Un anillo de bañera de minerales ligeros muestra la línea de agua alta del lago Mead cerca de las tomas de agua en el lado de Arizona de la presa Hoover en el área recreativa nacional del lago Mead. Foto AP/John Locher | Foto: AP

El lago Mead sigue bajando de nivel, por cuenta de las altas temperaturas

La Nasa reveló cómo un gran embalse de Estados Unidos cada vez pierde más agua, todo por cuenta del cambio climático. Desde el año 2000 a 2022 es notoria la pérdida del líquido en el Lago Mead, lugar que provee de agua a una gran cantidad de ciudadanos estadounidenses.

“El embalse más grande de Estados Unidos suministra agua a millones de personas en siete estados, tierras tribales y el norte de México, esto es una clara ilustración del cambio climático y una sequía a largo plazo que puede ser la peor en el oeste de EE.UU. en 12 siglos”, afirmó la agencia espacias estadounidense. La dramática sequía que golpea al oeste de Estados Unidos está dejando este embalse en un punto muerto.

“Entramos al vigesimotercer año de sequía aquí en la cuenca del río Colorado y el lago Mead ha caído un 28 %”, explica Patti Aaron del Buró de Reciclaje, la agencia estadounidense que opera la represa. “No hay tanta altura por lo que no hay mucha presión empujando el agua hacia las turbinas. Por ende, hay menos eficiencia y no podemos producir mucha electricidad”.

El nivel de agua llegó a alzarse a unos 365 metros sobre el del mar. Pero después de más de dos décadas de sequía, ahora está a unos 320, su punto más bajo desde que fue creado. Y continúa reduciéndose a una velocidad dramática: un pie (o 30 cm) por semana. Si cae a 289 metros, las bocas de la represa quedarán expuestas y las turbinas pararán.

“Estamos trabajando muy duro para evitar que esto ocurra”, dijo Aaron. “Dejar de producir electricidad o de enviar agua no son opciones”. Precipitaciones reducidas y el aumento de las temperaturas causado por el consumo incontrolado de combustibles fósiles han reducido el volumen de nieve que cae, y la poca que hay se derrite de forma más rápida.

En consecuencia, el río que suministra agua a millones de personas e incontables hectáreas de cultivos ha perdido su volumen. Quienes navegan en el Lago Mead, muchos de los cuales vienen de Las Vegas y ciudades vecinas, dicen que están colocando su grano de arena, o su gota de agua, para proteger el remanente.

“Hay agricultores en California que cultivan almendras para la exportación”, dijo Kameron Wells, que vive en la cercana Henderson, Nevada. En el sur de California, también los habitantes se han quejado sobre el destino de sus exuberantes Céspedes desde que se les ordenó limitar el riego en el exterior a uno o dos días a la semana al comienzo del verano.

Pero allí, al igual que en la periferia desértica de Las Vegas, abundan las nuevas construcciones, con enormes casas, además de docenas campos de golf, cuyo verde vibrante marca, visto desde el aire, un paisaje que de otro modo sería ocre.

La climatóloga Steph McAfee, de la Universidad de Nevada, Reno, dice que el oeste de Estados Unidos siempre ha tenido esta característica de improbabilidad. “La precipitación promedio en Las Vegas es alrededor de 10 centímetros anuales”, dijo la científica.

“Y para que fuese posible tener ciudades como Las Vegas y Phoenix y Los Ángeles dependemos del agua que cae de las montañas en forma de nieve en algunas partes del oeste que son obviamente mucho más húmedas”. Las últimas dos décadas de sequía no son tan inusuales en términos climáticos, aseguró McAfee. Pero “lo que está ocurriendo ahora es que estamos atravesando una sequía, y las temperaturas son mucho más cálidas, y cuando las temperaturas son más altas, las cosas se secan más rápido”.

*Con información de AFP

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