La concesión de Valdés a PASA

Por Antonio Magaña.

Como un orate aparece Rodolfo “simpatías” Valdés Gutiérrez en un video de apoyo a Xóchitl…

Norma Alicia Bustamante, se quejó la semana pasada de que, la empresa PASA, le quiere cobrar al municipio 223 millones, 65 de capital y el resto de intereses.

En el 2010, faltando menos de 100 días de dejar la presidencia municipal, Rodolfo Valdés le concesionó, por 20 años, a Promotora Ambiental, PASA, el relleno sanitario, la unidad de transferencia y el traslado y disposición final de los residuos sólidos urbanos.

Una concesión millonaria que terminaría desangrando al municipio.

Valdés realizó esa concesión a pesar que su antecesor, Samuel Enrique Ramos Flores, (2007-2010), construyó el relleno sanitario en un terreno de 100 hectáreas rumbo a San Felipe.

Valdés Gutiérrez, por sus pistolas, firmó el contrato leonino que le dio todas las ventajas a la empresa y ninguno al municipio.

No quiso escuchar la opinión de los empresarios quienes le proponían crear una empresa “paramunicipal”, en la que se involucrara a la comunidad con un solo fin: limpiar una ciudad con cientos de basureros clandestinos.

En lo oscurito firmó esa opaca licitación, en la que una de las empresas concursantes, pagó más de un millón de dólares a un par de ex funcionarios estatales por “el cabildeo”.

Al final de cuentas, Valdés, se la entregó a la empresa que quiso. Su justificación: “Son mis facultades…”.

En ese tiempo, entre el empresariado se comentaba que, los dueños de PASA, les repartieron a dos ex alcaldes, dos millones de dólares para asegurar esa concesión.

Lo cierto es que, con la llegada de PASA, la ciudad siguió llena de basura, los basureros a cielo abierto se multiplicaron y la unidad de transferencia, en lugar de modernizarse, está rebosante de inmundicia.

PASA inició cobrando 2 y medio millones de pesos al mes y, cuando llegó Gustavo Sánchez al gobierno municipal, “milagrosamente” subió el pago a 6 y medio millones.

Esa, y otras raterías de panistas, que hoy apoyan a Xóchitl, sangran las finanzas municipales y, Mexicali, en vez de tener menos basura, está más sucio que nunca.

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