La mente y la conciencia

Por Rosa Chávez Cárdenas

Durante miles de años, la creencia era que los actos y las decisiones salían del alma. Pero con el paso del tiempo, la ausencia de pruebas y las investigaciones científicas y teorías más detalladas, se ha descartado el alma. La conciencia es creada por reacciones electroquímicas que tienen lugar en el cerebro y las experiencias mentales cumplen una función esencial de procesamiento de datos. El cerebro es un sistema muy complejo, cuenta con más de 80.000 millones de neuronas conectadas en redes. Cuando los millones de neuronas envían y reciben señales eléctricas surgen las experiencias subjetivas, la transmisión y recepción de las señales eléctricas son un fenómeno bioquímico y la interacción entre todas las señales da lugar a la secuencia de la conciencia. 

La mente es el conjunto de procesos mentales que tienen lugar en el cerebro. Es la responsable del pensamiento, la memoria, la percepción y el razonamiento. La consciencia corresponde a nuestra verdadera esencia, lo que nos distingue de los demás, lo que somos al margen del ego, los condicionamientos sociales y las creencias autoimpuestas. Es la responsable de las experiencias subjetivas de la realidad, ayuda a diferenciar las sensaciones y situaciones. El cerebro es el ordenador, nos pone en contacto con la realidad que nos rodea a través de los sentidos corporales; enlaza a la mente, la consciencia y al cuerpo físico, toma decisiones que afectan a la movilidad de las hormonas y la homeostasis (las funciones de los sistemas de los seres vivos, para adaptarse a los cambios) 

El primer desafío de la humanidad fue mitigar el hambre, acabar con la peste y la guerra, con la pena, en pleno siglo 21 nos damos cuenta los millones de seres humanos que viven en la pobreza, otros sucumben a enfermedades. A pesar de los derechos humanos y los medios de comunicación, la guerra sigue siendo un negocio, los líderes enfermos de poder no tienen consciencia, ni sentimientos de culpa y empatía para destruir con tal de salir victoriosos. En las guerras todos pierden, ganan los que venden las armas. A pesar de estar lejos de los conflictos en Ucrania y en la guerra entre Israel y Palestinos sentimos impotencia y frustración al ver tanta destrucción y muerte y que ninguna organización incluida la ONU pueda conciliar y llegar a acuerdos por la paz. 

La paradoja en varios países es la cultura de la muerte, en la búsqueda de la felicidad el consumo de drogas se ha salido del control de los países y los consumidores sufren los efectos: la locura, la cárcel y la muerte mientras los narcotraficantes se pelean por el poder y el control de la venta, los ciudadanos sufrimos la guerra de las drogas por la impunidad y corrupción de la narcopolítica. Antes de la ciencia la gente rezaba a Dios pidiendo milagros, compartían la creencia que el hambre y las enfermedades eran castigo divino. Pero que paradoja, en los países industrializados muere más gente por comer, la obesidad se ha convertido en un problema de salud pública, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes se han multiplicado de manera alarmante

Desde que aparecieron los seguros médicos para mitigar el costo de las enfermedades, sufren por el precio, pero no incluyen en su estilo de vida la felicidad y el cuidado de su salud. Actualmente se le está dando a la felicidad un lugar importante en las teorías y en las universidades. En la era moderna la tolerancia a las sensaciones desagradables se ha reducido y se ha incrementado la necesidad de sensaciones agradables. De manera qué la actividad económica se orienta a ese fin, inmersos en la cultura desechable y consumista. La industria farmacéutica produce analgésicos más potentes como la morfina y los consumidores buscan drogas sintéticas más baratas: fentanilo, piedra, cristal con efectos destructivos e irreversibles. Los teléfonos inteligentes cuentan con juegos más adictivos para no aburrirse en ningún momento. La evolución se encargó de que nuestro sistema bioquímico se adaptara a nuestras probabilidades de supervivencia y reproducción, pero no a la búsqueda de la felicidad como un derecho. 

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ntegral del Dolor y Dra. Rosa Chávez

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