La mente del criminal

Por Rosa Chávez Cárdenas

Es muy preocupante el nivel de violencia que está sufriendo nuestro país, los actos criminales llegan a barbarie, deberían ser tema de estudio y prestar atención por parte de las autoridades. No existe un perfil único de la persona que comete un delito, lo que si se puede observas es la pérdida temporal o permanente de las funciones mentales. Las causas son el consumo de drogas de las más letales: piedra, cristal, fentanilo, inhalantes y alcohol de baja calidad. Unos cinco gramos de cristal cuestan $50 pesos y es de las más dañinas. Vamos revisando el perfil psicopático de los criminales, la capacidad de juicio, el autoengaño y la simulación son características. Es importante conocer los factores que intervienen para que un agresor cometa un acto delictivo o criminal. Son sujetos que se encuadran en el Trastorno antisocial de la Personalidad (TAP) en el perfil de conducta y neurológico son impulsivos, con baja responsabilidad social y personal, escasas habilidades de solución de conflictos de manera que actúan por impulso y presentan gran pobreza afectiva. La patología se caracteriza por tener una conducta desviada, marcada por el egoísmo, centrados en sí mismos. Un rasgo muy importante es la nulidad del sentimiento de culpa, de empatía y compasión. Para los sicarios, la vida de otros no vale nada, solo el precio que le ponen cuando lo hacen por encargo. En el aspecto cognitivo, tienen deficiencias en atención, memoria, funciones ejecutivas y deterioro afectivo lo que favorece la desviación social. La psicopatía es un desorden de la conducta caracterizada por tener altos niveles de comportamiento antisocial, insensibilidad y ausencia de emociones y resentimiento, gozan con el sufrimiento de otros. Los psicópatas presentan grandes deficiencias en la empatía emocional y falta de respuesta ante la angustia de otras personas. La ira y el comportamiento violento son características, desde pequeños carecen de límites, algunos fueron niños abandonados, maltratados, sufrieron abuso sexual, otros iniciaron muy pequeños a ingerir drogas. No se han encontrado deficiencias en su cerebro, de manera que las causas se encuentran en el ambiente social y familiar. Son hábiles en manipular a otros, estos psicópatas les pueden ofrecer en venta el ángel de la independencia, la Minerva y hasta vender una casa abandonada y consiguen el anticipo. Es preocupante la cantidad de sicarios que padecen TAP. Se han incrementado de manera alarmante los homicidios dolosos especialmente en los jóvenes, nos tienen conmocionados en Jalisco, primero los ocho jóvenes que trabajaban en el call center y hace unos días los cinco jóvenes de Lagos de Moreno, lo que suma al clima de violencia en el Estado, además de la manera tan sanguinarias, con perversidad, indolencia, sadismo, crueldad y cuantos adjetivos se les ocurran en personas inocentes que antes solo veíamos en las películas. Morir no es suficiente tienen que hacerlos pedazos, introducirlos al tanque con ácido para que nunca encuentren sus restos. Desgraciadamente no son solo hombres, ya han encontrado muchas mujeres involucradas atrapadas en el narcotráfico que circulan armadas. El otro problema son los videos que circularon en las redes sociales, no pasan de un comentario morboso y de replicarlos en sus contactos sin nada de empatía por las víctimas, hasta que le sucede a alguien cercano a su familia. Son tantos los homicidios y los desaparecidos que ya se perdió la capacidad de asombro. Estamos en un estado de indiferencia y de indefensión en donde ya rebasaron la capacidad de empatía para reclamar el Estado de derecho. Es un hecho lamentable, los narcotraficantes están más armados que los policías y más protegidos que los ciudadanos. La criminalidad se volvió como un virus, por el fenómeno de la compulsión a repetir. La política de abrazos no balazos y acusarlos con su mamá del presidente solo ha servido de burla. La impunidad y corrupción que asegura que no existe es uno de los principales problemas a solucionar. En el colmo de la indiferencia cuando le pidieron hablar de los jóvenes desaparecidos se hizo el sordo y respondió con un chiste que resultó ofensivo. Exigimos seguridad, poder circular por las calles y las carreteras de nuestro país sin el miedo de que un grupo criminal nos levante o nos mate una bala perdida. Es necesarios construir redes de apoyo, reconstruir el tejido social sobre todo entre los jóvenes, ya que son los más expuestos. Además, campañas de prevención para conocer las señales de alerta 

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