Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

La bestia que devora a los niños

Por María Antonieta Flores Astorga

Yo expongo los hechos, la verdad de los hechos, otros se encargan de analizarlos e ir construyendo nuevas estrategias, legislaciones, apoyos para mitigar los daños en las víctimas. En mi libro: La bestia que devora a los niños, del sello Aguilar, hay historias que lastiman sí, por eso, muchos no quieren ni enterarse, aunque también se trate de la resiliencia, de la esperanza, porque buscamos justamente eso, apostarle a la erradicación del abuso sexual infantil (ASI), que de tan común tiende a su normalización, y en un descuido a su legalización. En un mundo que se ajusta a lo que acuñara McLuhan, como “aldea global”, lo que está sucediendo con los menores nos afecta como sociedad, tanto, que nos estamos jugando el futuro. Los pederastas están infestando a nuestra comunidad. 

Me parece un poco absurdo, el griterío que está provocando la cinta, Sonidos de Libertad, que, si bien toca un tema lacerante, terrible, delicado como es la explotación sexual y de trata para trabajo forzado, en este caso, focalizado en menores de edad latinos, esté dejando fuera que, el grueso de los crímenes de ASI, está ocurriendo en el hogar, en la escuelas públicas y privadas, de aquí y de todo el mundo. Si bien el mensaje es potente, despertando la indignación y hasta el llanto de los espectadores, pareciera que los árboles nos tapan el bosque, porque el tema capital que debe preocuparnos es lo que día a día sucede en esas colonias perdidas en las grandes ciudades, en esos barrios elegantes y entre esas familias que someten silenciosamente a los niños, a las niñas, sin que nadie se percate. Es muy común que, por doquier, entre las varias presentaciones que he tenido del libro La bestia… haya mujeres y hombres que confiesan ese dolor que acompaña al haber sido abusados por alguien cercano. Personas, que nunca formaron parte de las estadísticas porque no denunciaron. Son tantos, que alguien se atrevió a decir, “creo que es más raro el que no ha sido abusado, que los que sí”, algo que me pareció aventurado, exagerado, y, sin embargo, podría reflejar esa realidad que se vive entre las paredes de un hogar. Por algo México está considerado como un país que ocupa el primer lugar en ese delito, nos guste o no.

Digo que me parece absurdo, que, a 50 kilómetros de la ciudad de Guadalajara, maestras de preescolar hayan vulnerado a casi 60 niños y niñas del kínder Fray Juan Ruiz Cabañas y Crespo, creando videos y fotografías de contenido sexual, y que esos hechos no hayan escandalizado ni a la Procuraduría de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (PPNNA), ni al DIF de Chapala, mucho menos al Ministerio Público. Absurdo, que nadie se haya estremecido de pavor, como dicen, sí está provocando la cinta de marras. Por eso digo, vemos los árboles, pero no el bosque. En primer lugar, es un tema que poco se previene, como lo admite la CNDH México 2022, que, en su análisis situacional, señala: “El Gobierno de México no cuenta con una política pública, preventiva que haga frente a esta problemática desde sus causas estructurales…”. “En México se carece de una política de estado para hacer frente a este delito y evitar que siga expandiéndose”.   

Vi la película que tanto estupor está causando, hace justamente un mes y días. Pero, lo que se desprende de la cinta producida en Estados Unidos, abre un abanico de dudas, al menos para mí. Hay demasiadas conexiones, que no son mera casualidad. Por ejemplo, por qué están apoyando tanto el tema Verástegui, organismos como PROVIDA, gobernantes como Bukele, que al igual que Trump, sueñan con la reelección, ¿y que tienen como factor común el conservadurismo trasnochado? Hasta están viendo al guapo actor mexicano, como posible candidato a la presidencia de México, como ya lo externó Trump.

Creo que no se vale usar a los menores en esto también, una cosa es la política y las elecciones que vienen, y otra cosa es una lucha legítima, para salvar a los niños de la trata. Creo que debemos estar con los ojos bien abiertos, la distracción, la diversión, son la marca de los tiempos y la tecnología de la información y la comunicación, sin ningún control, como la estamos viviendo, permiten que nos convirtamos en seres estandarizados, y que si nos descuidamos no nos dejará una pausa para reflexionar, para pensar. Lamentaría mucho que atrás de una película, exista otro propósito, y que además haya sido, ese proyecto si, tan apoyado, hasta por nuestro gobierno estatal, que hace un año recibió con los brazos abiertos al actor que representaba, Viva México, A.C., acompañado de autoridades de Utah, firmando un convenio de colaboración para trabajar de manera coordinada contra ese mal social, según se dijo, donde se proyectó un avance de la cinta. O sea en El Salvador, en el Congreso de Estados Unidos, entre los millonarios como Trump, y aquí en Jalisco, se desviven por atenderlo. 

Yo misma escribí la historia: Son como esclavas, una serie de artículos publicados en EL OCCIDENTAL, dic.2003, sobre una chica de Arenal, Jalisco, que fue engañada por Noé Quetzal Méndez Guzmán, de red de pederastas, de Tlaxcala, y que fue llevada a Atlanta, Georgia, donde la obligaban a trabajar desde las seis de la tarde hasta la una de la mañana, donde los proxenetas cobraban 30 dólares por quince minutos de servicio, y donde Lucía, no recibía nada. Hasta 20 tipos, todos latinos, eran los que ella debía atender, todos los días. Gracias a la denuncia ante la PGR, interpuesta por Juan Manuel Estrada, de FIND, se logró el rescate de la chica de 15 años. Este fue el primer caso documentado de trata en México, según leí después, ya que el FBI logró capturar a la familia de Méndez Guzmán, y dar libertad a todas las jovencitas y jovencitos, que fueron llevados por esa red originaria de Tenancingo, Tlaxcala. Estamos hablando del año 2003-2004, y fue hasta el año 2012 cuando se condenó a 60 años de cárcel, al tal Noé Quetzal. Jorge Volpi hasta escribió el libro: Las elegidas, y Netflix, produjo una película también, ¡pero ahí no hubo tanta alharaca como hoy! Ni tampoco se crearon campañas de prevención contra ese delito.