Nuestros fines de semana en Mexicali igual podían ser en la cochera de la casa de un amigo, que en algún “antro” de la Justo Sierra
Por Beatriz Limón *
Nuestros fines de semana en Mexicali igual podían ser en la cochera de la casa de un amigo, que en algún “antro” de la Justo Sierra. En verdad no había muchas opciones, cerraban un lugar y abrían otro que se volvía el de moda. Y cuando el “boom” de “antros” creció allá por los años 90’s, recuerdo que caminábamos pasada la medianoche de “La Peña” al “Freedom”, luego al “Viva Mexicali”. No pasaba nada extraño, salvo que saludaras a un amigo con el que te toparas en el camino.
Conocíamos a los dueños de los lugares, siempre te tocaba saludar al “Moncho” con una enorme sonrisa. Lauro le decía al cadenero que te dejara entrar sin hacer fila. Estabas familiarizado con los rostros de los meseros, platicabas con ellos, a veces te “pichaban” un trago. En los baños siempre estaba una señora vendiendo churritos y chicles. Y lo peor que llegué a ver fue alguien deponiendo porque se le pasaron las copas.
Actualmente me es inadmisible creer lo que está sucediendo en los lugares de diversión en Mexicali, y sobre todo las recientes desapariciones de los jóvenes en el bar “La Terraza del Shots”. Es terrible ver la impunidad con que operan estos establecimientos bajo el manto de las autoridades. Sí, porque esto sucedió bajo la protección del gobierno, quien no se puede deslindar de su responsabilidad ante la criminalidad que se apoderó de Baja California.
Al menos 9 jóvenes han desaparecido en los últimos meses. ¿Les parecerán poco a las autoridades? Y lo más terrible es la forma en que fueron privados de su libertad, a los ojos de todos y por medio de un entramado que conecta con otros bares y casas de resguardo. ¿Tampoco esto lo sabía el gobierno? ¿Por qué no lo investigó en tiempo y forma?
Tuvieron que ser los familiares lo que movilizaran a la sociedad para exigir una respuesta, que aún está en espera. Mientras, los padres de las víctimas y la sociedad nos tenemos que conformar con conferencias de prensas insultantes.
Para mí, y creo que para los bajacalifornianos, todo lo que diga el gobierno es retórica. Mientras no aparezcan los desaparecidos, que sigan incendiando las conciencias, cerrando las garitas, gritándoles en la cara a las autoridades su negligencia e ineptitud.
Han pasado interminables días desde la desaparición de David Alfonso Melecio, Manuel Bramasco y Mauricio Verdugo, y no hay respuestas que puedan calmar la angustia de sus familiares.
Y no puedo evitar dejar de preguntarme ¿En qué momento Mexicali dejó de ser Mexicali?
*- La autora es periodista independiente para medios internacionales.
*Publicado en el portal https://www.elimparcial.com/
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