El hartazgo social respecto la corrupción fue la principal causa por la que López Obrador ganó la presidencia
Por Francisco J. Fiorentini Cañedo
SOMOS LO QUE HACEMOS
El hartazgo social respecto la corrupción fue la principal causa por la que López Obrador ganó la presidencia; me duele la oportunidad perdida y haber desperdiciado la ocasión de erradicar lo podrido y lograr un verdadero cambio, malhaya la hora en la que lo superficial se combinó con la estupidez de un gobierno donde lo que impera son las ocurrencias de un presidente que valora la lealtad sobre la capacidad. ¿Usted escogería al cardiólogo por su capacidad o porque es su amigo?
Estoy harto de escuchar un presidente que utiliza argumentos simples y estúpidos para defender a los suyos y denostar y atacar a todos los que pensamos diferentes, no, no añoro los viejos tiempos, no me vaya a salir con la idiotez de que extraño las componendas de Vega de Lamadrid, lo combatí al igual que el remedo de gobierno que le sucedió, lo he escrito antes, usted y yo somos responsables directos de los gobernantes que tenemos, nuestra desidia ha hecho que ellos hagan lo que han querido, la mala noticia es que parece que así seguirán porque los ciudadanos no levantamos la mano para ponerles un alto; en nuestro estado pudimos haber construido el mejor Sistema Estatal Anticorrupción, desafortunadamente fueron algunos ciudadanos de tan bajo nivel, sólo interesados en ver cómo cobrar el mayor sueldo posible y chingarse hasta los lápices del escritorio, que en hacerle frente a la corrupción. Repito, nuestros políticos son el reflejo de nuestros ciudadanos.
Estoy harto de escuchar que es mejor callarse que enfrentar la estupidez de Bonilla, harto de diputados levantadedos más preocupados en entregarle el cuerpo al déspota que en defendernos cuando quiso robarnos 3 años.
Hace dos años Lourdes Maldonado fue a Palacio Nacional para hacer pública su denuncia en contra de Bonilla, el presidente la escuchó y encomendó su caso a Jesús Ramírez, su coordinador de comunicación social, es indignante que hoy López Obrador tenga tan pocos tamaños como para reconocer que el crimen de Lourdes es uno cometido bajo su responsabilidad, es inadmisible que nos salga ahora con la estupidez de que es producto del neoliberalismo; ¿Hasta cuándo le permitiremos que en aras del combate a la corrupción nos sigan viendo la cara?, ¿Y Peña Nieto, y Kiko Vega, y Bonilla, y Delfina, y Bartlett, y Salgado Macedonio, y su hermano Pio, y Monreal, y Cuitláhuac, y Dos Bocas, y el Tren Maya, y la reforma con la que nuevamente entregó la educación a los “maistros” de la CNTE, y la militarización de aduanas, puertos, obra pública y carreteras, y Salmerón, y el desabasto de medicinas, y la pandemia, y López Gatell, y la cancelación del NAIM, y Constellation, y el récord de periodistas asesinados en estos tres años, y la orden de liberar a Ovidio, y el saludo a su abuela, y el incremento de la violencia en el país, y los abrazos al narco y los balazos a los ciudadanos, y los padres de los niños sin medicinas?, uff, ¿Seguiremos con la idiotez de que todo es culpa de los que le precedieron y no del que toma las decisiones abierta e impunemente?
Ojalá no vuelva a ver una Lourdes más en nuestro país, no sé quién lo ordenó, lo que sí sé es que nuestra desidia nos ha hecho cómplices. Pobre nuestro México nos sobran los pretextos, nos faltan pantalones y ciudadanos.
*- El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.
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