¿Y si México fuera bipartidista?
Por Francisco Ruiz*
Es justo reconocer que la idea central de esta columna surgió en un aula universitaria, como parte de una conversación con mis alumnos de Administración Pública. Analizando la evolución democrática nacional y el contexto político actual, comenzamos a debatir acerca del derecho de los ciudadanos a ser representados por un partido político con el cual se identifiquen, contrastándolo con el exceso de oferta electoral que, hasta cierto punto, podría considerarse improductiva.
En medio de una serie de escenarios hipotéticos, surgieron tres que llamaron mi atención: ¿qué pasaría si la Constitución mexicana restringiera la existencia de los partidos políticos a únicamente dos opciones? De ser así, ¿cuáles serían esas dos opciones? El bipartidismo es un sistema político-electoral en el cual predominan dos partidos políticos, los cuales compiten por obtener el poder. Actualmente, países como Inglaterra y Estados Unidos mantienen vigente ese sistema.
También sería interesante saber: ¿qué hubiera pasado si el bipartidismo hubiese existido antes de la elección federal de 2012? ¿Existiría MORENA? De no existir, ¿por cuál partido se hubiera registrado el candidato López Obrador?
Y, por último, si el bipartidismo se aplicara en un futuro muy próximo, ¿los partidos de oposición se integrarían en uno solo o competirían entre ellos para definir quién prevalecería? En tal caso, ¿qué criterio utilizarían para definir al ganador? ¿El año de registro? ¿Número de afiliados? ¿Los votos de la última elección? ¿La cantidad de gobernantes o legisladores? ¿Con base en las prerrogativas? ¿Por su “ideología”?
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), nació originalmente bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR, 1929); luego, fue renombrado como Partido de la Revolución Mexicana (PRM, 1938). Finalmente, sus siglas se transformaron para quedar como las conocemos en 1946. De ahí que el Partido Acción Nacional (PAN, 1939), aparezca en primer lugar en todas las boletas electorales, ya que, desde su nacimiento, ha mantenido su mismo nombre y, por ende, tiene el registro más antiguo. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue creado en 1989, se integró por los partidos Mexicano Socialista (PMS), Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), y Popular Socialista (PPS).
De acuerdo con la información hecha pública en el portal de internet del Instituto Nacional Electoral (INE), los tres partidos más antiguos alcanzaron 3´559,712 afiliados en 2020. El PAN registró 252,140 militantes, el PRI tuvo 2´065,161, y el PRD 1´242,411 miembros. Por su parte, MORENA se constituyó en 2011, obtuvo su registro en 2014 y, para 2020, registró 466,931 militantes.
En 2022, los partidos políticos en México recibirán (y gastarán) $5´988,170,508.00 pesos, algo así como 300 millones de dólares. Serán $1´106,256,635.00 para el PAN; $1´084,277,066.00 para el PRI, y $436,056,699.00 para el PRD; mientras, para MORENA serán $1´835,107,842.00. Los otros 1,500 millones de pesos se repartirán entre el PT, el Verde y Movimiento Ciudadano. No sé ustedes, pero yo creo que sí nos ahorraríamos una lana.
Post scriptum: «El poder desenmascara, libera y transforma», Jorge G. Castañeda.
* El autor es candidato a doctor en Derecho Electoral y asociado individual del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
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