Trigueros Vs el enemigo y el traidor
Por César Villalobos López
En su lucha por encontrar canales de comercialización y mejores precios, los productores de trigo del valle de Mexicali, están como los jugadores de dominó, cuando se tiene a un compañero novato o inexperto, se dice “juegan contra dos enemigos y un traidor”.
Si bien los integrantes del Sistema Producto Trigo, no son una lumbrera en la materia de negociar, la realidad es que a cada paso surgen obstáculos por la intromisión de quienes buscaron ser y no fueron los elegidos para esa representación.
También tienen en contra el interés político de quienes dicen representar productores que, si bien son dueños de la tierra, la rentan, no la siembran, por tanto, no producen, pero en cierta forma tienen recursos para movilizarse y andar reuniones de alabanza a funcionarios, en beneficio de quienes les encabezan.
Curiosamente, entre esos individuos, hay quienes se han colado como consejeros o asesores de legisladores y funcionarios que, con solo escuchar sus opiniones, generalmente fuera de la realidad, consideran que ya conocen a fondo los problemas de los productores.
Los trigueros del Sistema Producto se rascan con sus propias uñas, no tienen ningún apoyo y de paso, la dirección del Instituto de Ciencias Agrícolas, les cobra 80 mil pesos por un estudio para establecer lo que llaman “bases” que sirven para determinar el precio o costo real de la compra de un producto en el extranjero, su transporte y otros gatos para ponerlo en las industrias mexicanas.
En este aspecto, los funcionarios de las Secretarías del Campo y de Economía, con un cero a la izquierda, no sirven para nada, porque ni idea tiene de que se les está hablando y, como desconocen, recurren a consultar a los directivos de molinos, como La Moderna y otros compradores del cereal que siempre han impuesto sus reglas y hasta ignoran contratos.
Es entonces cuando los trigueros juegan con el traidor, considerando que el enemigo es el comprador, porque los funcionarios regresan bien aleccionados y a toda costa consideran que los empresarios tienen la razón, porque así lo han hecho siempre con la complicidad o complacencia de aquellos que deberían ser árbitros imparciales.
Lo más graves de todo esto es que, debido a su ignorancia sobre la
situación real, más una que otra intromisión mal intencionada que les habla de normas oficiales -que tampoco conocen- tratan de imponer su punto de vista, para demostrar que, si saben, cuando no es así.
Cuando esto llega a la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda, obvio, ella escuchara a sus funcionarios y los afectados ni siquiera tiene oportunidad de explicarle sus puntos de vista y las justificaciones de sus preatenciones.
¿Así como, pues?
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