El sector agropecuario utiliza 70 por ciento del agua en México y 15 por ciento del líquido es explotado por grandes empresas, mismas que llegan a exportar agua subsidiada a países como Estados Unidos en los productos agrícolas, de acuerdo con especialistas.
Alonso Aguilar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dijo que el agua es un bien de la nación, por lo que el gobierno está encargado de obtenerla, aunque en ocasiones se otorgan concesiones a largo plazo para que los particulares asuman los costos de extraer el líquido, potabilizarlo, etcétera.
Wilfrido A. Gómez Arias y Andrea Moctezuma, investigadores de la UNAM, refieren, en su artículo Los millonarios del agua, que, con la Ley de Aguas Nacionales decretada en 1992, el líquido se neoliberalizó, pues se permitió un acaparamiento de enormes volúmenes de agua por parte de usuarios del sector privado.
Legalmente no existe un límite en cuanto al volumen del agua a concesionar para un actor privado dentro del margen de disponibilidad, de ahí que algunas empresas hayan acaparado grandes cantidades, señalan.
Bajo esta lógica, no importa si se pone en riesgo el bienestar colectivo o si se degrada la calidad del agua, lo que importa es la utilidad de las empresas y consorcios privados que gestionan y explotan este bien común, agregan Gómez Arias y Moctezuma.
La apropiación del agua en la actividad humana se conoce como huella hídrica, indicador que se aplica a regiones, organizaciones o personas, así como a la producción o al consumo, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Miguel Cervantes Jiménez, catedrático en la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que 86 por ciento de la huella hídrica en México está en los productos alimentarios y de bebidas, 6 por ciento es para pieles, algodón y otros productos, 5 por ciento es consumo doméstico y 3 por ciento se dedica a procesos industriales.
Explicó que para producir un jitomate se necesitan 13 litros de agua, aunque un ejemplar sólo contiene 67 gramos del líquido.
Abundó que el proceso de producción de papa lleva 25 litros, una manzana 70, una naranja 50. Otros productos no agropecuarios como una copa de vino necesitan 120 litros, un vaso de jugo de naranja 170, una hoja de papel 10, un vaso de cerveza 75, un vaso de leche 200 y un microchip 32.
Lo anterior muestra que el mayor aprovechamiento del agua está en manos de privados. Gómez Arias y Moctezuma señalan en su artículo que entre 1993 y 2020, la Conagua emitió 514 mil 684 títulos y permisos de aguas nacionales, aunque sólo 6 mil 247 son concesiones para extraer un millón de metros cúbicos por cada uno.
En México, precisa Aguilar, 70 por ciento del líquido es utilizado en el sector agropecuario, que no paga grandes cantidades, pues no existe en el país un mercado del agua –como en California, donde los agricultores tratan de asegurarse ante la escasez–, sino un subsidio gubernamental.
Sostuvo que, para los grandes agricultores, que son empresas establecidas en el centro y norte del país, es más fácil no contar con mercados del agua y tener el subsidio, porque bajan sus costos.
Cervantes Jiménez comentó que, en tenencia de tierra, 41 por ciento de la superficie pertenece a privados, de ese total 15 por ciento está en manos de grandes productores, mientras que 85 por ciento son pequeños y medianos.
Agregó que, en términos de superficie sembrada, 29 por ciento es de riego y 71 por ciento es temporal o lluvia. Sin embargo, en valor de la producción, las tierras de riego son más productivas, pues aportan 64 por ciento de toda la producción.
En uno de los productos donde somos más competitivos en el ámbito internacional: las hortalizas, ahí cambian las cosas, porque 87 por ciento es de riego y 13 por ciento es de temporal… En términos de valor, 94 por ciento se genera en riego y 6 por ciento en temporal, agregó.
Cervantes Jiménez opinó que el recurso en México beneficia a toda la población, porque consume productos agropecuarios. Sin embargo, señaló que el país está regalando agua a países como Estados Unidos mediante esos productos, siendo que ellos sin problema pueden pagar este costo e implicaría mayor rentabilidad para los agricultores mexicanos.
De acuerdo con Cervantes Jiménez, el valor de las exportaciones de agua en productos agrícolas es 7 por ciento de las exportaciones agrícolas, que equivale a 0.06 por ciento del producto interno bruto.
Consultada por La Jornada, Moctezuma explicó que efectivamente el sector agrícola es el que utiliza más agua, pero el impacto ambiental es distinto al que tienen otras actividades como la minería. (ALEJANDRO ALEGRÍA. LA JORNADA)
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