- En riesgo exportación de 1.3 millones de cabezas
- Falla en CNOG genera inconformidad con arete Sinniga
- En BC no hay aretes y se propicia comercio sin identificación
- Eso facilita el abigeato que dicen combatir SCSA y FGE
- Ganaderos insisten en controles en frontera Guatemala
- USDA señala problema de incumplimiento de federación
Por César Villalobos López
MEXICALI. – El control de aretes identificadores de Siniiga -Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado-, por parte de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas y de las Uniones Ganaderas Regionales, como la de Baja California, han generado un mercado negro que impide dar certeza y garantizar la trazabilidad del ganado, poniendo en riesgo la exportación de bovinos a Estados Unidos.
Por lo anterior, el mercado ganadero que al año exporta hasta 1.3 millones de cabezas de ganado se encuentra en riesgo por las impericias administrativas en México, una situación que no ha pasado desapercibida en Estados Unidos. Y todo por un arete…
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y ganaderos mexicanos han levantado la bandera de alerta sobre el manejo del arete SINIIGA (Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado) que se les coloca a los animales y con el cual se garantiza su trazabilidad (mecanismo que registra los datos del bovino durante el proceso de producción hasta el consumidor final).
El USDA advierte que organizaciones mexicanas de productores de ganado llevan tiempo pidiendo medidas sanitarias más estrictas y trazabilidad para ayudar a proteger la industria nacional ante la entrada de ganado desde Guatemala.
Adicionalmente, el Departamento de Agricultura de EU ha señalado que, aunque el Sistema de Identificación de animales de México “es uno de los únicos programas que aún cuenta con financiamiento y apoyo” de la nueva administración federal, “la implementación y el cumplimiento seguirán siendo un problema”.
Esta última observación la realizó la USDA en febrero de 2019, un mes después de que el acordara con representantes de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG) reasignar recursos para fortalecer el Sistema Nacional de Trazabilidad Animal.
EXCLUSIVIDAD Y RECHAZO
Sin embargo, el apretado de animales, cuyo manejo es exclusivo de la CNOG desde 2004, se está convirtiendo en fuente de inconformidades entre productores que han emprendido un movimiento en contra del uso del arete SINIIGA.
En Baja California, desde hace tiempo, debido a la pésima condición económica de la Unión Ganadera Regional, con Gustavo Rodriguez Cabrales como presidente, carece de aretes, los ganaderos tienen que pagarlos por anticipado y esperar a que lleguen, para entonces poder colocarlos en los becerros.
Lo anterior ha causado malestar en los ganaderos debido a que, las Secretarias de Agricultura, y la del Campo, son omisas al problema que ha ocasionado pérdidas, al tener que comercializar sin registro y a menor precio, independientemente de que, esas condiciones favorecen el abigeato que se dice pretenden combatir en coordinación con la Fiscalía General del Estado
En Ciudad Valles, San Luis Potosí, el delegado de la Confederación Nacional Campesina (CNC), José Luis Ramiro Galero, aseguró que productores inconformes reclaman que el arete no ha cumplido con los objetivos, implica “trámites engorrosos” y se ha convertido en “un negocio para unos cuantos”.
En información de Tempoal, Veracruz, se señala que ganaderos afirman que el arete les ha acarreado afectaciones y tienen previsto manifestarse en Palenque, Chiapas, el próximo 20 de octubre.
Adicionalmente, existe una serie de inconformidades en las redes sociales que apuntan a que no cumple con la trazabilidad, que no controla el abigeato, e incluso provoca un mercado negro de aretes.
Aunque productores entrevistados por La Razón descartan que la función del arete sea controlar el abigeato, el ganadero Humberto Zapata sí reconoce la existencia de un mercado negro.
“El problema es que tú vas a la Asociación Ganadera local y en la mayoría de los casos no lo encuentras, y cuando eso sucede, el pequeño productor que tiene a la venta dos o tres becerros y tiene un problema familiar que lo resuelve con el ingreso de becerros, entonces en lugar de costarle 60 pesos ya puesto, le puede costar hasta 250 o 300 pesos, porque existe un mercado negro de aretes, que los encuentran muchas veces con la gente que acapara los animales y que después son mandados a otros estados para su engorda. Entonces ése es el problema, que el verdadero productor se ve afectado en el sentido de que no hay suficientes aretes en las asociaciones ganaderas locales”, dijo Zapata, productor de Guerrero.
Pero sería un mal negocio el retiro de los aretes, pues pondría en riesgo el estatus zoosanitario de los animales y entonces, literalmente, se cerraría la frontera al ganado mexicano.
Alberto Banuet, productor de Yucatán, advierte que pequeños productores en su rechazo al arete pueden provocar un problema serio al establecer tratos con coyotes:
“Sin esos aretes los americanos simplemente no nos van a comprar los becerros y México vende más o menos en promedio cada año entre un millón 200 y un millón 600 mil becerros, si no tuviéramos esos aretes, esos becerros se quedan en México y ese señor que se queja de precios bajos en el becerro, pues casi casi va a tener que pagar porque se los lleven, porque imagínese ¿a dónde se va a ir el precio de los becerros mexicanos? ¡al suelo!”, precisaron.
EUA restringe ingreso de ganado sonorense
- Nuevas normas zoosanitarias para evitar la introducción de bacilos de tuberculosis y cepas de brucelosis bovina
- USDA anuncia rigurosas medidas sanitarias que deben cumplir para participar en el mercado de exportación ganadera
Por Fernando Gutiérrez R. Dossier Politico
Los rancheros sonorenses recibirán en los próximos días el primer descontón del gobierno de Estados Unidos, tan luego su departamento de Agricultura ha dado conocer que aplicará severas restricciones sanitarias a la introducción comercial de ganado en pie proveniente de países socios. entre ellos México.
Los rancheros de 17 estados de la república mexicana junto a los de Canadá aportan alrededor del 95 por ciento de la demanda total de ganado para sacrificio, engorda o recría que cada ciclo anual ingresa a la Unión Americana por las fronteras comunes.
Chihuahua y Sonora hacen el 1-2 en liderazgo de exportaciones de ganado por sus fronteras hacia el socio comercial del norte.
Únicamente Sonora ha mantenido desde 1993 el reconocimiento como una de las regiones productoras de ganado de exportación en el mundo con una acrisolada cultura en materia de sanidad e inocuidad en sus hatos ganaderos para cualquier propósito comercial.
Esto es que, tanto para el consumo nacional o el mercado extranjero, el ganado Sonorense es garantía de calidad, desde su manejo sanitario hasta los subproductos finales al que se le destine en el consumo.
Aun cuando las autoridades de EUA reconocen a Sonora como región libre del bacilo de la tuberculosis y la cepa de la brucelosis y demás afecciones propias de rumiantes, la medida gringa ha sido implacable.
Los exportadores de México tendrán que someterse a las nuevas disposiciones si desean seguir participando en el mercado pecuario con sus socios gringos.
De acuerdo a un documento que Dossier Político verificó como oficial en el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (APHIS, por siglas en inglés), las nuevas reglas sanitarias aplicables a México para la importación de ganado por parte de Estados Unidos entrarán en vigor este 19 de octubre de 2020.
De lo destacable en esta zancadilla al libre comercio, es que somete a quienes comercializan ganado en pie en Estados Unidos desde México y Sonora, a un riguroso proceso de certificación unilateral en materia de sanidad e inocuidad, no solo de los rebaños del exportador, sino de instalaciones, unidades de producción, agostaderos y engordas.
Los sabuesos zoosanitarios gringos también se darán a la tarea de verificar el cumplimiento de normas sanitarias en materia pecuaria aplicable en ambas naciones socias y acatados con rigurosa disciplina por toda cadena productiva exportadora de ganado.
Los rancheros y titulares de unidades de producción con vocación exportadora y sus autoridades sanitarias en este lado de la frontera tendrán que solicitar a sus pares norteamericanos un plan de certificación sanitaria y calendarizar una inspección ocular de rigor para avanzar hacia una certificación de su estatus sanitario.
Si, certificación, de esas que tanto gustan a los estadunidenses.
Además, estará en manos del gobierno de la Unión Americana la clasificación nominal como región de origen ganadero apta o medio apta para el comercio transfronterizo de cabezas en pie.
Este requisito será ineludible en aras de mantener el estatus de exportador en el marco del T-MEC, de tal suerte que los productores tendrán que mantener sus ranchos, agostaderos, criaderos y engordas en una caja de cristal y dar autorización a la rigurosa verificación a cargo de brigadas zoosanitarias del Departamento de Agricultura del gobierno vecino.
Sin miramientos, la oficina de sanidad animal de la Unión Americana anuncia que se meterán hasta la cocina de las unidades de producción de Sonora y de otras regiones ganaderas del país para certificar su estatus sanitario, de lo cual, Sonora será presa fácil por su cercanía con el mercado final.
Tales visitas serán pieza clave para que las autoridades norteamericanas otorguen la certificación y asignen a cada región con vocación exportadora un nivel de inocuidad bovina, hecho por el que ya pasaron los rancheros sonorenses hace tres décadas.
Los niveles de certificación regional varían del I al VI en donde la unidad se asigna a sitios de nula presencia de enfermedad de tuberculosis o brucelosis, caso este de Sonora, tal y como ya había sucedido a principios de los 90s, cuando Sonora alcanzó el estándar libre de tales afecciones.
Los niveles dos al cuatro son para regiones con presencia de hasta un .02 por ciento de presencia de enfermedades en rebaños listos para exportar, A estas regiones se le someterá al cumplimiento de una serie de requisitos y trabas para cruzar ganado por la frontera, que incluye la cuarentena para el rebaño en la zona de cruce fronterizo por los días que determine la autoridad.
Los niveles cinco y seis son para regiones exportadoras con presencia de enfermedad de hasta 0.5 por ciento de prevalencia en el hato de exportación, parámetro sobre el que está casi el 70 por ciento de los 17 estados exportadores de ganado y que podrían alcanzar un rango de cuarentena en el cruce fronterizo hasta de tres meses, amén del cargo por manutención del rebaño en observación y todos los servicios sanitarios que demande.
En esta nueva disposición, las autoridades de Estados Unidos asumen por entero la responsabilidad de verificación sanitaria in situ, así como en los puertos fronterizos y dejan claro que las certificaciones que constantemente realiza el órgano regulador de este lado de la frontera, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) tendrán validez nula para ellos y el resto de las autoridades norteamericanas que regulan la actividad indirectamente.
Es decir, Senasica pasa a convertirse en figura decorativa de cara a los nuevos criterios estadunidenses para la importación de ganado en pie desde el mercado de origen mexicano.
El departamento de Agricultura deja claro que la verificación de sitios donde se reproduce, pasta o cría el ganado que tendrá como destino final o temporal el suelo gringo, será labor única y exclusiva propia, sin injerencia u opiniones de sus pares mexicanos, mucho menos, delegarán actos de verificación y certificación del estatus sanitario de las regiones pecuarias bajo la lupa.
No conforme con las visitas in situ, las autoridades norteamericanas llevarán a cabo minuciosas revisiones en la salud de todas y cada una de las cabezas de ganado que intentan ingresar a su territorio por los puertos fronterizos de cruce comercial de ganado.
Con estas nuevas medidas sobre el estatus sanitario, los rancheros sonorenses tendrán que empezar de nuevo un largo camino para la certificación del grado de inocuidad por parte de las autoridades zoosanitarias de la Unión Americana.
El argumento de la tenebrosa oficina reguladora de la salud animal en Estados Unidos aduce la necesidad de reducir al mínimo la introducción del bacilo de la tuberculosis y cepas de brucelosis bovina por las fronteras comunes con México.
En realidad, esta disposición administrativa sanitaria es el resultado de las anotaciones en letra chiquita del T-MEC.
Peor aún, tan solo representaría el comienzo de un escabroso camino que le espera recorrer a los exportadores de ganado de Sonora y otros 17 estados del país cuyo panorama es menos halagüeño que los estados del norte.
Por otro lado, hay susurros de políticos de ambos lados de la frontera que reconocen que la autoridad mexicana perdió hace tiempo la rectoría y control sobre el mercado de exportación pecuario, a grado tal que relajó la observancia, no solo de las normas sanitarias, sino las medioambientales, laborales, fiscales.
Otros agregan que se confundieron las políticas públicas y la gobernanza desde el gobierno federal y en lo local no fue excepción, todo, en aras de impulsar al sector pecuario hacia los mercados, aumentar exponencialmente el padrón exportador y dolarizar el ganado vacuno en beneficio de los menos, antes que a consolidar el consumo interno y garantizar la autosuficiencia alimentaria de entramado social de Sonora y México.
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