- En el Valle del Yaqui y Mexicali
- Grandes diferencias en apoyos
- Aquí generó decepciones
Por César Villalobos López
El ajonjolí es un cultivo rentable que tiene demanda en el mercado nacional e internacional, escribió Luz del Carmen Paredes, de la Tribuna del Yaqui, al referirse la siembra de la oleaginosa en el valle del Yaqui que, productores e investigadores pretenden reestablecer en esa zona agrícola de Sonora.
El ajonjolí, es un cultivo tradicional que puede reactivarse en el sur de Sonora ya que, a raíz del problema con la mosquita blanca en 1994, el ajonjolí prácticamente desapareció del patrón de cultivos regional debido a la alta susceptibilidad que presenta a dicha plaga”, menciono Lope Montoya Coronado, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones forestales, agrícolas y Pecuarias (Inifap) del Campo Experimental Norman E. Borlaug, precisando que durante los últimos años la incidencia de la mosquita blanca se ha reducido notablemente, por lo que no representa un riesgo.
En el valle de Mexicali, la misma inquietud de los agricultores sonorenses, por ampliar el abanico de opciones en los cultivos a establecer, ante la ausencia de rentabilidad en el trigo y algodón, los dos con mayor superficie e importancia económica en el Distrito de Riego 014 del Rio Colorado, incursionaron primero con el garbanzo que se convirtió en espejismo y luego ajonjolí, con desastrosos resultados.
En el garbanzo, al igual que en el ajonjolí, los agricultores estuvieron huérfanos de recomendaciones técnicas de parte de los investigadores del Inifap, quienes se acercaron al cultivo de la oleaginosa cuando la planta había alcanzado importante desarrollo y en algunos predios iniciaba la floración y formación de cápsulas.
Eso pudiera ser importante, a no ser que solo estaban en buscando la bitácora de cada predio para elaborar una memoria descriptiva del cultivo y posiblemente adjudicarse, como recomendaciones, los trabajos de terceros, mientras que, en el valle del Yaqui, están inmersos en la obtención de buenos resultados para los agricultores.
Si a eso le suma la improvisación de la empresa habilitadora interesada en la compra de la cosecha que, entregó para siembra, una variedad de semilla, sin proporcionar datos sobre su comportamiento, seguramente basada en el antecedente de resultados óptimos en otras zonas agrícolas, con otro clima.
Como sucedió con el garbanzo, con recursos propios, algunos productores se procuraron el apoyo técnico que, por lo que se sabe, al habilitador no le intereso continuar y no la contrató, pero los responsables del programa enviados por la empresa no tuvieron el cuidado de dar seguimiento a los avances de los trabajos, por no existir un manual sobre el proceso productivo.
Los resultados son ampliamente conocidos, prácticamente no hubo cosecha y todos los participantes en el programa quedaron con fuertes adeudos
En Sonora, el investigador Montoya Coronado subrayó que hay trabajos de investigación que sustentan la viabilidad del cultivo, y en base a los resultados alcanzados conjuntamente con los investigadores Nemecio Castillo Torres y Yenire Valenzuela Buitimea se puede determinar que el ajonjolí tiene un gran potencial.
También considero otro factor importante, mencionando es un cultivo comparativo con soya, pero demanda poca agua.
Los investigadores determinaron que se requiere hacer una preparación que deje el suelo bien “mullido” y nivelado para lograr una emergencia uniforme del cultivo y permitir un buen manejo del agua.
Las variedades precoces recomendadas, para siembra en el sur de Sonora fueron: Teras’77, Ostimuri´89; Intermedias: Yori´77, Turinoca´89; Semitardías: Ontagota; Tardía: Pachequeño, con la fecha óptima de siembra del 15 de mayo al 15 de julio. Debido a que el ajonjolí presenta sensibilidad al fotoperiodo (longitud del día) se recomienda en fechas tempranas sembrar variedades precoces y en fechas tardías variedades tardías.
La siembra se realiza sobre suelo húmedo, en surcos de 75 a 80 centímetro de ancho, con sembradora de precisión y plato para grano pequeño (orificio de un milímetro de diámetro). Se deben utilizar de 25 a 30 semillas por metro con el propósito de lograr una población final de 15 a 18 plantas por metro, indicó.
Respecto a la densidad de siembra, dijo, que es de 1.5 a 2.0 kilogramos por hectárea y la profundidad de siembra es 3 a 5 centímetros con la precaución que la semilla quede sobre tierra húmeda firme.
Para la fertilización del ajonjolí, explicó que se deben aplicar de 100 a 120 kilogramos por hectárea de nitrógeno y 50 kilogramos por hectárea de fósforo, precisó.
Mientras que los riegos dependerán del tipo de suelo, señaló que en suelos arcillosos se aplica el riego de pre siembra y tres riegos de auxilio. En aluvión con dos riegos de auxilio es suficiente, el primero se aplica al inicio de floración y el segundo durante el desarrollo de cápsulas.
Se debe evitar agrietamiento del suelo y encharcamientos ya que inducen pudrición carbonosa de la raíz (Macrophomina phaseolina), recomendó.
En la publicación de la Tribuna del Yaqui, escrita por Luz del Carmen Paredes, se mencionan, como factores muy importante para el manejo del cultivo es el control de malezas, por lo que se debe mantener libre de malezas durante los primeros 40 días mediante deshierbes manuales y aplicación de herbicidas, así como el control de plagas donde destacan la mosquita blanca (Bemisia tabaci) y el gusano telarañero (Loxostege rantalis) se cuenta en el mercado con los productos, por lo que representa un mayor riesgo, realizando un buen manejo agronómico.
Es entonces cuando queda muy claro el abandono a los productores por parte de los investigadores del Inifap en el valle de Mexicali, así como de los representantes de la empresa financiadora y compradora de la cosecha, sin desconocer algunos agricultores bien pudieron aprovechar esa situación para no poner todo su empeño a cumplir con los compromisos pactados.
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