El optimismo paga
Por Ricardo Valenzuela
En medio del calvario que hemos vivido a nivel mundial, para verter gasolina a la hoguera, emergen los profetas del apocalipsis gritando estamos al final de los tiempos. Sin embargo, en medio de las lamentaciones y condenas surge la voz de un hombre sabio, la de mi amigo Vernon Smith, el laureado premio Nobel de economía el 2002, con un mensaje inspirador. Él publica una nota que con el título anuncia su contenido: “La economía volverá a rugir”, y vale la pena comentarla.
Vernon afirma el crecimiento de EU se reanudará sólidamente después de la crisis del coronavirus. Incluso en estos momentos, consumidores han vaciado los estantes de los supermercados y farmacias. Estas y otras industrias relacionadas están prosperando. Sí, la cuarentena acelerará el declive de compañías y productos que ya estaban bajo presión competitiva. Pero eso “será compensado” por el crecimiento de pedidos por correo, entrega, comida para llevar y servicios relacionados. Todo esto pasará y la gente reanudará sus gastos en servicios, viajes, hoteles etc. “La ansiedad actual de la destrucción económica pasará y será solo una pesadilla resuelta”.
Los informes de un colapso económico se han exagerado enormemente. La gente y la media, con sus expectativas racionales o irracionales, ayudan a provocar lo que unos tanto temen o lo que otros quieren.
La economía volverá a rugir
Vernon L. Smith
Durante las vacaciones de primavera de la Universidad de Chapman, estoy confinado por la pandemia a mi casa en Tucson. Mientras escribo esto, se anunció el cuarto de los casos de COVID-19 en el condado de Pima. Pero el tráfico de la calle es pesado, las tiendas están abarrotadas y la gente navega por los estantes vacíos y comprando de los que aún tienen algunos productos.
Los estadounidenses están vendiendo valores y comprando papel higiénico mientras se nos insta a distanciarnos socialmente, al menos a seis pies uno del otro y limitar las reuniones a no más de 10. Las tiendas locales han anunciado que los viejos como yo (93) podrán comprar durante una hora antes del horario de apertura habitual.
Pero, como en la historia de ¿Quién alimenta a Paris? hay una profunda lección económica oculta en esta aprehensión por abastecerse de bienes de consumo ordinarios, coordinado espontáneamente por temores comunes de escasez de suministros y desabastecimiento.
Precios guían economía
¿Por qué, a lo largo de nuestras vidas económicas, nadie se preocupa de que, al acudir a sus tiendas, todo lo que deseamos nos estará esperando en los estantes? Nunca lo pensamos porque no tenemos necesidad. Operamos inmersos en un mundo de precios, bienes, servicios disponibles y nunca pensamos cómo sucede. Ninguna oficina central, persona u oficina del gobierno está a cargo. Vastas cadenas de suministro rodean el mundo coordinadas por personas regidas por los precios que aseguran el té verde, atún enlatado y papel higiénico estarán esperando cada vez que alguien decida comprar. Cada uno de nosotros supervisa un fragmento de este proceso, y es suficiente.
Bienvenido al milagro de los mercados de consumo, que solo requieren que los vendedores no representen falsamente sus productos y que el comprador deba pagar por todo lo que seleccione. En consecuencia, los precios se adaptan y cambian constantemente en respuesta a eventos que provocan la caída de los precios de la carne de cerdo o el aumento de los precios de las aves. Cuando el gobierno pensó que podría mejorar la calidad del aire al ordenar se agregue etanol a la gasolina, no se dio cuenta de que el precio de las tortillas aumentaba, aquí y en México.
Hay poca consciencia de esta libertad económica. Aquellos que viven en la oscura noche de Corea del Norte, ricos en carbón y potencial humano, no pueden alimentarse. Por el contrario, sus hermanos del sur con su cultura diferente provocan el vivir en abundancia y con mucha luz. Del mismo modo, los venezolanos viven en uno de los países más ricos en reservas de petróleo. Pero el gobierno instituyó controles de precios destinados a que los pobres pudieran comprar alimentos abundantes y más baratos.
Muchos elogiaron su compasión. Pero la consecuencia fue escasez y mercados negros. Entonces, el gobierno compasivo se apoderó de los supermercados, empresas productoras y ahora Venezuela no puede alimentar a su gente.
Fiel a este modelo, muchos gobiernos aprueban leyes de “lucha contra los precios”. Tales controles solo producen se incremente la escasez presente a medida que los consumidores se apresuran a comprar, y los empresarios, que no necesitan instrucción ni impedimentos policiales, agotan todas las vías para aumentar la producción. El motivo más importante para el ahorro e inversión es proporcionar seguridad contra la baja en la producción presente, y aumentar las reservas de consumo potencial que se pueden aprovechar.
Sin embargo, no todos los mercados nacen iguales. Los experimentos de laboratorio para bienes que no se pueden negociar, convergen fácilmente a su equilibrio previsto por oferta y demanda en condiciones de información dispersa estrictamente privada. Su contraparte en la economía, los mercados de bienes de consumo no duraderos son una roca de estabilidad. Además, estos mercados constituyen el 75% del producto privado (producto interno bruto menos gastos del gobierno).
En contraste, estudios de los mercados de activos nos informan que se producen burbujas de precios en entornos con información perfecta sobre el valor fundamental. Además, nos demuestran que esta propensión a crear burbujas es porque los artículos son re comerciables. Estos estudios nos llevan a comprender por qué la inestabilidad económica surge de los mercados de bienes duraderos, especialmente los de hipotecas de vivienda, como lo vimos en la Recesión del 2008 y en la Gran Depresión 1929, cuando los precios de vivienda ya no cubrían la deuda hipotecaria. También nos ayudaron a comprender por qué los mercados de valores son tan volátiles, pero no son una fuente fundamental de inestabilidad como la vivienda, porque los préstamos del mercado de valores son exigibles a corto plazo, los balances de los inversionistas se ajustan constantemente al mercado a medida que los precios bajan, y no hay acumulación de capital negativo para amortiguar las expectativas a largo plazo.
La economía está en suspenso, no en caída libre. La pandemia pasará; Las instituciones de salud han sido un modelo para difusión de información sobre la propagación de esta enfermedad y la forma para minimizar su impacto. Es la ciudadanía la que ha sido ingobernable cuando la invaden sus expectativas irracionales. Las cadenas de suministro se abastecerán, se estabilizarán y, a medida que pase la pandemia, los mercados de valores se recuperarán y el crecimiento continuará inclusive de forma más agresiva de lo que hemos experimentado los últimos tres años.
@elchero
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