La mentira como arma
Es tanta la descomposición social que la mentira repetida está siendo utilizada como arma para el desprestigio de funcionarios y directivos de agrupaciones de todo tiempo, por quienes manejan un interés político, social o económico distinto y han fracasado en todos sus intentos de encumbrarse en los cargos de las personas a las que señalan.
Lamentablemente, en los entes gubernamentales, en agrupaciones, asociaciones o sociedades del sector privado, los titulares no cuentan profesionales de la comunicación y de las relaciones publicas y aquellos que ejercen esas funciones carecen de la confianza necesaria para decirles a sus jefes que están equivocados.
Pero lo más grave, en la mayoría de las veces, no tienen la capacidad para hacer recomendaciones que les permitan contrarrestar los infundiosos ataques que, al paso del tiempo en la medida que se repiten, debido a la ignorancia o al interés político de la población, son tomados como verdades.
Para permanecer en los cargos dedican más tiempo a socializar y en ocasiones hasta se hacen victimas del trabajo por cuestiones de salud o lazos familiares, presumiendo de conocimientos que les convierten en indispensables.
Así es como desde hace tiempo, en forma perversa se viene manoseando el tema del agua, y satanizando a funcionarios y directivos de módulos y de la S. de R.L., a bajo el argumento de que, al llegar la administración del presidente electo, todo cambiará.
Estos individuos que no logran incrustarse en los cargos directivos por los que han contendido en varias ocasiones, se convirtieron en lastres dentro de sus asociaciones, debido a la pasividad de la mayoría de los asistentes a las reuniones y/o por el temor a que en verdad pudieran tener razón.
Distorsionan todo lo relacionado con el volumen de agua a que tienen derecho por hectárea, han rechazado los beneficios del acta 319 e insisten, -como los de Ayotzinapa que pretenden que les regresen con vida a los 43 desaparecido- en el regreso de una lámina de 1.32, siguiendo versiones de quienes, como funcionarios no resolvieron el problema y ahora dicen tener la solución, a través de una empresa privada.
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