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Editorial…

NAICM, el tiempo dirá

Con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en los comicios del pasado 1 de julio, arreciaron las controversias sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, conocido como NAICM, por consideraciones diversas en cuanto a costos y la poca claridad sobre licitaciones de contratos para las diferentes obras, pero más por sospechas de corrupción. 

Obvio, los funcionarios y beneficiarios del gobierno de Enrique Peña Nieto, así como su candidato presidencial, Jose Antonio Meade y hasta Ricardo Anaya, del PAN, entre otros, defendieron y defienden, a capa y espada, la continuidad de la obra, aduciendo perdidas millonarias si de suspenden.

Se abrió un espacio para analizar el proyecto, por parte de los opositores al NAICM y de empresarios, pero las conclusiones no fueron muy claras, o si resultaron así, no son aceptadas por los promotores de la utilización del aeropuerto de la base militar de Santa Lucia, para complementar las operaciones del actual aeropuerto.

En distintos foros hemos escuchado opiniones encontradas emitidas por quienes han sido presentados como expertos pilotos de líneas aéreas comerciales, a favor y en contra del NAICM y de Santa Lucia.

En los espacios electrónicos, comunicadores buscan opiniones dependiendo el tipo de programa, mientras que los funcionarios del presidente electo, los que entraran a la administración pública, el 1 de diciembre, ya muy próximo, de entrada, emiten su opinión coincidente con el criterio de quien será el Jefe del Ejecutivo.

Antes, no hace mucho, se aludió a contratos por asignación, a inflación de conceptos, sobre todo en acarreos de materiales pétreos y otros conceptos, pero todo quedo en meras notas periodísticas. 

Integrantes de la nueva administración federal, incluyendo los de las dos cámaras del Congreso de la Unión, aluden que serán los resultados de una consulta popular la que decida el destino del proyecto en ejecución, como producto de acciones democráticas.

Por lo pronto, ya aparecieron, machete en mano, los primeros opositores a la construcción del nuevo aeropuerto internacional en el Lago de Texcoco, así como la opinión de Alejandro Encinas, en el sentido de que él, desde 1994, en el gobierno del presidente Ernesto Zedillo, se pronunció a favor del Lago, no del aeropuerto.

Ahora bien, si el proyecto del NAICM no fue debidamente analizado y el inicio de su construcción fue por ocurrencia o por intereses del Jefe de la Nación y de sus funcionarios; o los dineros utilizados llegaron de fuentes no adecuadas y gravitaran sobre la economía del país, la administración de Andrés Manuel López Obrador debería de abrir una investigación, llegar hasta las últimas consecuencias y proceder en contra de los responsables.

Los ciudadanos estamos hartos de bla, bla, bla.  

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