Sin varita mágica
Con el avasallador triunfo de Andrés Manuel Lopez Obrador que le permitirá suceder a Enrique Peña Nieto en la presidencia de la república, a partir del primero de diciembre próximo, a lo largo y ancho del país han surgido muchos padres del triunfo y, una buena parte, se siente con merecimientos para formar parte de la administración pública e incrustarse en la nómina.
Otros que durante años usufructuaron su militancia, en ocasiones simulada, para justificar la recepción de beneficios del erario, al cobijo de los Partidos, Revolucionario Institucional, Acción Nacional, Verde Ecologista y otros, no dan crédito al contundente triunfo de López Obrador.
Estos últimos dan la impresión de no tener ni un ápice de materia gris, al criticar la no inmediata materialización de las ofertas de campaña del triunfador en la elección del pasado día primero, aun cuando ni siquiera recibe la constancia oficial del positivo resultado.
Estos se olvidan de las incumplidas promesas de aquellos que han ocupado la presidencia de la república y provenían de sus partidos.
Como en el pasado mencionara un senador nayarita, afirmando que los presidentes ni los gobernadores eran sabios, lo mismo pasa con Andrés Manuel Lopez Obrador, quien ha buscado a los hombres y mujeres que considera más capaces para ocupar las diversas carteras del gobierno federal.
Ya pasado el proceso electoral solo queda sacudir todo el lodo que a diestra y siniestra lanzaron todos los candidatos y conjuntar el esfuerzo de los mexicanos para fortalecer las acciones del gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador, abandonando la pasividad que nos ha caracterizado por muchos años y ha permitido la conformación de las mafias gubernamentales, incluyendo a diputados y senadores.
Las mafias surgieron por la corrupción desde el más alto nivel de la administración pública, por la impunidad que la misma corrupción género, poniendo oídos sordos a los reclamos de la ciudadanía que no fueron escuchados por los diputados cobradores de comisiones por tramitación de recursos para estados y municipios.
Lopez Obrador no tiene varitas mágicas para solucionar todos los problemas de un plumazo, ni de la noche a la mañana; la recomposición del país llevará más de un sexenio, pero se pueden poner los cimientos que permitan la recuperación del perdido estado de derecho, la aplicación de la ley en contra de la delincuencia, así como el combate a la corrupción y el Jefe de la Nación deberá de poner el ejemplo de honestidad.
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