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¿Demagogia o negocio?

El asunto del contrabando de automotores, bautizado como “autos chocolate”, ha sido una fuente de ingresos generadores de fortunas, no solo para los políticos y empresarios beneficiarios de favores de jueces y magistrados que encontraron la rendija para trasgredir normas legales, al tiempo de abrir espacios para negocios colaterales como la venta de placas de protección.
La venta de placas de protección o de simulación es un negocio lucrativo, cuando uno solo de los dos, tres o cuatro grupos que las expenden, mencionan más de 200 mil afiliados, con una contribución voluntaria, dicen ellos, no pago, les ingresa unos 200 millones de pesos.
Por otro lado, hace poco, el SAT anuncio la posibilidad de regularizar esos vehículos, algunos de lujo y alto valor, cuyos propietarios los pasaron a circular en el país sin la importación correspondientes y eludiendo los impuestos que otros ciudadanos si pagan.
Curiosamente, o por casualidad, unos días después, en Tijuana, Jose Antonio Meade, candidato del PRI a la presidencia de la república ofreció la regularización de los autos chocolate, para terminar el problema.
En relación a lo expuesto por el abanderado priista, la diputada federal Eloísa Talavera Hernández, señaló que “ésta es una legítima demanda ciudadana que hoy el PRI quiere capitalizar con fines electorales mediante un certificado que propone su candidato presidencial, José Antonio Meade, pero que ni así resuelve el problema, porque el propio Meade se negó a resolverlo cuando fue secretario de Hacienda”.
Sin duda, el tema de los “autos Chocolate” es sensible, pero quienes los poseen prefieren pagar por trasgredir la ley, que cumplirla, por lo que se duda que quieran adherirse a un programa de regularización que signifique algún costo para ellos.
La promesa del candidato, tampoco es una garantía de que termine el problema y es que debemos de acordarnos de Vicente Fox Quezada que abrió las puertas para regularizar 3 millones de autos ilegales –chocolate- que circulaban en el país, pero si en la actualidad se realiza un censo de ellos, puede que se supere esa cifra.
La interrogante es, ¿quién permite la introducción hormiga de los autos que al paso del tiempo se multiplica en forma piramidal?
¿Acaso no es la misma autoridad?

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