Editorial…

Tambores de guerra

En la medida que avanza el tiempo y con él se acerca el momento crucial de la decisión de los electores para definir cuál de los tres aspirantes a la presidencia de la república sustituirá a Enrique Peña Nieto, surge una manifiesta desesperación de los actores directos y de sus respectivos partidos.
El colmo del temor de ostentan el poder salió a flote cuando consideran que la maestra Elba Esther Gordillo puede ser factor de desestabilización del país.
En los medios electrónicos de la capital del país se observa como los comunicadores que se identifican como periodistas muestran, o sus preferencias personales o el interés de las empresas para las que laboran, cuando hablan a favor, critican o truncan entrevistas cuando las respuestas no son afines a lo que esperaban.
También se ha visto como se han multiplicado los envíos de mensajes en las redes sociales con insanas críticas hacia los tres candidatos apoyados por coaliciones, a quienes los independientes les atizan con todo, les descalifican y hasta llegan a asegurar que tienen mayores posibilidades de ganar.
Resulta lastimoso el observar como conductores de programas televisivos sudan calenturas ajenas cuando tratan situaciones electorales y sus comentarios o puntos de vista son rebatidos con pelos y señales por los entrevistados.
Los llamados intelectuales se han lanzado a la cargada en contra de Manuel López Obrador que, si bien no es santo de la devoción de muchos mexicanos, en especial de los incrustados en cargos públicos a los que llegaron por su militancia priista, panista o de cualquiera de los otros partidos, si cuenta con la simpatía de residentes en el extranjero y en varias zonas del país.
A muchos mexicanos enferman los múltiples mensajes en contra de la corrupción, de parte de quienes aspiran a gobernar el país y han sido parte del sistema gubernamental en cargos donde pudieron contribuir al combate de ese flagelo y de la impunidad que lo fomenta, pero no hicieron nada, les pasó de noche.
Ojala que al reanudarse las campañas de proselitismo, en el proceso formal de la contienda, los tres aspirantes dejen de atacar a sus contrincantes y hagan propuestas concretas, estableciendo compromisos medibles, al margen de concesiones como las otorgadas por Enrique Peña Nieto al Partido Verde Ecologista, con nefastos resultados en Baja California, en especial en el valle de Mexicali, donde la Comisión Nacional del Agua erigió un monumento a la corrupción.

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