Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Editorial…

Totoaba, vaquita y cimarrón

El Puerto de San Felipe que, dentro de los programas del gobierno federal, como la escalera náutica y otros, fue considerado como importante polo de desarrollo[U1][U2], al igual que la zona de Valle Chico, como natural proveedor de alimentos para su población y de la zona sur, hasta bahía de Los Angeles, ahora sufre el abandono oficial.
En algún momento, en un vuelo de la ciudad de México a Mexicali, el gobernador Eugenio Elorduy, orgulloso nos presumió, luego de una reunión en la capital del país, la importancia del Mar de Cortes, considerado como “acuario del mundo” y su importancia económica.
Eran tiempos del presidente Vicente Fox Quezada.
Años después, en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, quien por cierto ha demostrado mucho interés por San Felipe, -a juzgar por el número de visitas a la zona, en comparación con el resto del estado- las cosas cambiaron para los pescadores y para la economía en general.
Se hizo énfasis en la protección de las especies marinas en el alto golfo, zona de reserva, acentuando la prohibición a la pesca comercial de la totoaba, pero también para la pesca deportiva, penalizándose esta actividad.
Paralelamente, el CICESE, de la Universidad Autónoma de Baja California, ha hecho investigaciones y trabajo de laboratorio para la reproducción de la especie prohibida, liberándoles en diversos lugares del golfo de California aledaños al puerto de San Felipe.
Ante la presunción universitaria del éxito en la reproducción de la totoaba y su adaptación en la zona de liberación, Héctor Sánchez Limón, promotor de turismo cinegético, presentó a las autoridades de turismo del estado una propuesta para gestionar con el gobierno federal el permiso de pesca para totoaba con fines deportivos y bajo controles específicos.
Este estudio, al igual que las promociones para el cuidado y aprovechamiento del borrego cimarrón, han sido letra muerta, en el primer caso por los intereses ocultos –que parecen existen en las aguas o en el fondo marino- y el segundo por la indolencia de los rectores de la Universidad Autónoma de Baja California que prefieren dejar que el tiempo corra y las poblaciones del cimarrón de vayan diezmando, en lugar de cuidarlo, desarrollarlo y aprovecharlo, como lo hacen los vecinos de Baja California Sur y los de Sonora.
Cuando el borrego ya no exista, ¿a quién van a culpar? ¿A los furtivos?, ¿Cómo se lavaran las manos quienes dicen ser investigadores y hacen referencia al cimarrón para obtener recursos económicos?
¿Qué les van a decir los rectores a los estudiantes que presumen de cimarrones?
¿Cómo justificaran su extinción?
Desde luego que en esto también tienen mucha responsabilidad los gobernadores de Baja California, porque sabiendo que no existe veda para la cacería del borrego cimarrón, se suman a la versión de las cúpulas de la Universidad Autónoma de Baja California y soslayan que la especie de gran valor cinegético pudiera desaparecer, pero al mismo tiempo podría incrementarse su población bajo la aplicación de las normas de cuidado y protección que se manejan en otras entidades, donde generan empleos y derrama económica.
Regresado a San Felipe, el gobierno de Enrique Peña Nieto decidió prohibir las actividades pesqueras en la zona del alto golfo, incluyendo a San Felipe y Golfo Santa Clara, pero también las turísticas, bajo un programa de apoyo económico a los propietarios de embarcaciones dedicadas a la pesca, ahora bajo el pretexto de cuidar a la vaquita marina.
Es tanto el interés gubernamental que incrementaron la presencia de lanchas y elementos de la marina, además del personal del ejército mexicano que desde hace tiempo ha permanecido a lo ancho y largo de la península, con revisiones a todo tipo de vehículos, situación que en cierta forma inhibe la concurrencia de turismo al puerto y sur del estado.
Por los informes oficiales de la Secretaria del Medio Ambiente, a cargo de la protección de la vaquita marina, el personal especializado que trabaja en el santuario, no ha tenido el éxito esperado.
En San Felipe hay viejos pescadores alejados del mar que no dan crédito a todo el aparato burocrático y publicitario –incluyendo medios internacionales- relacionado con la vaquita marina y consideran que el pago a los pescadores es una argucia gubernamental para que no interfieran en algunos trabajos oficiales al margen de la pesquería.
Por lo pronto, al titular de la Semarnat y enlace del presidente Peña Nieto con el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, los pescadores lo califican de mentiroso.
Que va a pasar, el tiempo lo dirá.

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